Una agenda apretada y un solo objetivo: salvar la choza. El futuro de Mossi & Ghisolfi pende de un hilo. La ya ex multinacional de Tortona intenta evitar la quiebra mediante el procedimiento de concurso de acreedores, el mismo para ser claros, elegido por Atac para intentar sobrevivir y garantizar el transporte público de cercanías. El 27 de octubre, el Tribunal de Alessandria dio un primer visto bueno al procedimiento y mañana se celebrará la audiencia sobre la propuesta y el plan relacionado con ella.
Todo apuesta por la venta de la sucursal de Biochemtex a Versalis, que ha presentado una oferta vinculante que vence el próximo 31 de julio. Sin embargo, el juzgado podría "obstruir" la operación, que el pasado 23 de junio explicó que la oferta debe ser "compatible con el procedimiento competitivo" previsto por la legislación concursal. En pocas palabras, se necesita una subasta, pero lleva mucho más tiempo. En definitiva, se corre el riesgo de ir mucho más allá del plazo de la oferta presentada por la filial Eni, que ha puesto en juego 75 millones de euros, pero sobre todo la absorción de todos los empleados de la empresa.
Otra cita clave se realizará hoy, 3 de julio, en el Ministerio de Desarrollo Económico donde se reunirán representantes de la empresa y de los sindicatos.
Es difícil entender cómo llegamos a este punto, teniendo en cuenta que, hace apenas dos años, Mossi & Ghisolfi era una multinacional activa tanto en Italia como en Estados Unidos que reportó a casa unos ingresos de 1,7 millones de euros. Hoy las plantas están cerradas y el único objetivo es seguir adelante, salvaguardando tecnologías y empleados.
