Merkel no cede ante las exigencias de los halcones de su partido, la CDU, sobre la petición de un techo a la entrada de refugiados y defiende lo que considera una elección de civilización. “El desafío de la crisis migratoria es enorme, y reduciremos significativamente la afluencia de refugiados”, dijo sin rodeos hoy la canciller alemana, Angela Merkel, durante la primer día del congreso anual de la CDU en Karlsruhe, intentando un compromiso con el ala más dura del Partido Demócrata Cristiano formada no solo por los socialcristianos críticos de la CSU "hermana bávara", sino también por el ala del partido que se opone a la política de "puertas abiertas" del canciller hacia los refugiados. Una política que le ha valido a la Canciller varios premios internacionales, pero que ha partido a su propio partido.
La solicitud de los partidarios de una política migratoria diferente de establecer un "techo máximo" de refugiados para ser aceptados ha sido rechazada por Merkel en varias ocasiones. Según AdnKronos, la moción, que debería ser aprobada hoy por unos mil delegados, debería restaurar la unidad dentro del movimiento, renunciando a la palabra "Obergrenze" (techo) y al concepto de "delimitar" en favor de "reducir, contener" de manera tangible a través de la adopción de "medidas eficientes" la entrada de solicitantes de asilo y refugiados. Porque la continuación de la afluencia actual incluso en un país como Alemania terminaría sumergiendo a las autoridades y a la sociedad, afirma el texto. Una fórmula menos rígida que satisfaría a Angela Merkel y que también sería considerada un buen compromiso por buena parte de sus críticos.
Merkel también advirtió que la crisis de la eurozona “todavía no ha terminado. Los errores de los fundadores de la moneda única aún no han sido resueltos”.
