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Mdp, las Regionales Sicilianas y el sutil placer de la derrota

Mdp ha roto con el centroizquierda postulando a Claudio Fava como gobernador de Sicilia porque no quiere acuerdos con el grupo Alfano, con el que forma parte tanto de la mayoría de gobierno como de la junta de Palermo, pero el verdadero objetivo de los bersanianos es golpear a Renzi y al Pd, incluso a costa de un gol en propia puerta: Berlusconi y Grillo gracias

Mdp, las Regionales Sicilianas y el sutil placer de la derrota

Desde que dieron un portazo y se embarcaron en el camino de la escisión del Partido Demócrata por odio a Matteo Renzi, siempre ha sido difícil rastrear en los exponentes del Movimiento Democrático y Progresista inspirados en Pierluigi Bersani y Massimo D'Alema (Art 1-Mdp) un pegamento político que realmente fue más allá de los rencores y resentimientos personales contra el secretario del Partido Demócrata.

El vaivén de orientaciones hacia el gobierno de Gentiloni -de apoyo convencido cuando parecía que el propio Renzi quería distanciarse de él y de desapego amenazante desde que quedó claro que el Partido Demócrata apoyará al gobierno de turno hasta el final de la legislatura- es el mapa la prueba de fuego de la ondulante línea política del MDP. Pero la ruptura de las negociaciones con el centro-izquierda en Sicilia y la presentación de la candidatura de Claudio Fava para las elecciones regionales de noviembre aclaran aún más y mejor los objetivos reales del Mdp que no parece capaz de librarse del síndrome de Siena, donde es en el Palio del 2 de julio que en el del 16 de agosto cada contrada sale al campo sobre todo para hacer perder a la contrada rival antes que ganar.

Los tiempos en los que Bersani, como excelente ministro de Industria del primer gobierno Prodi, interpretó, como antes como gobernador de Emilia-Romaña, la línea de la razonabilidad y el diálogo con las empresas quedaron atrás y quizá definitivamente superados por los tiempos de sus pliegos liberalizadores. en el segundo gobierno de Prodi. Pero también quedaron atrás los tiempos en que, como primer ex Primer Ministro comunista, Massimo D'Alema no sólo prometía la "revolución liberal", sino que se inclinaba ante los santuarios de las finanzas (en primer lugar el del banquero Cesare Geronzi que había ayudado a la DS a reestructurar la deuda) y patrocinar la oferta pública de adquisición de los llamados "capitanes valientes" que lastraron fatalmente a Telecom Italia, pero valientemente desafiaron a los pacifistas unidireccionales enviando tropas italianas a Kosovo para evitar una trágica masacre.

Pero cuando nace otro pequeño partido de la izquierda italiana no con la intención de proponer nuevas políticas de cambio sino con el principal objetivo de jugar "en contra", es difícil encontrar un espacio a la izquierda del Partido Demócrata y la experiencia de navegado no bastan líderes políticos del PCI del pasado como Bersani y D'Alema para evitar la deriva maximalista y desembarcar en bandos cada vez más radicales, aun a costa de negarse a sí mismos y cultivar el sutil gusto por su propia derrota y la de toda la izquierda italiana.

Con todo respeto al generoso exalcalde de Milán, Giuliano Pisapia y su campo progresista, nacido con la idea de revitalizar y reunificar el centroizquierda, está claro que si uno de los principales actores del juego (el Mdp ) parte de la política perjudicial que se puede resumir en el imperativo categórico "Nunca con Matteo y con sus reformas" (todas, excepto la Italicum, aprobada en el Parlamento por el Mdp que ahora pretende olvidarla), la búsqueda de un compromiso sostenible falló antes incluso de empezar, con gran alegría del grillini de Beppe Grillo y del centro derecha de Silvio Berlusconi y Matteo Salvini.

La divergencia hacia la izquierda y la búsqueda por parte del Mdp de una identidad propia alternativa al Partido Demócrata no han impedido la formación de listas unitarias en las últimas elecciones locales, aunque con resultados en general desastrosos y hasta hace unos días se pensaba que esta podría ocurrir también en Sicilia, donde el alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, notoriamente independiente del Partido Demócrata y en la primera fila de la manifestación en la Piazza Santi Apostoli de Roma que inauguró el proyecto Campo Progresista en julio, ha pasado -con el apoyo abierto de Pisapia- para crear una lista grande y plural de centroizquierda que iría más allá del Partido Demócrata y reuniría fuerzas que van desde el Ministro de Relaciones Exteriores Angelino Alfano hasta el Mdp y la Izquierda italiana.

Abre el cielo. “Nunca con Angelino” tronaron los exponentes locales y nacionales de Mdp. De poco sirve recordar que Mpd, cuyos obispos -cuando estaban al frente del Partido Demócrata- patrocinaron y apoyaron al gobierno de Letta junto a Silvio Berlusconi, han votado hasta ahora por confiar en el gobierno de Gentiloni junto a Angelino Alfano. Y que lo mismo sucede en Palermo donde gobierna el intendente Orlando con una amplia matriz que va desde Alfano hasta Mdp. Pero la coherencia, como sabemos, es una rara virtud en política. Las matemáticas, en cambio, están implacables y sin los votos del grupo de Alfano, más bien escasos a nivel nacional pero decisivos en Sicilia, la batalla electoral del centroizquierda en la isla, si no se ve comprometida, está ciertamente muy problemático Con la apuesta de la candidatura de Fava, el MDP y la Izquierda italiana realmente no podían dar un regalo mayor a Berlusconi y Grillo, que sabrán a quién agradecer.

En las Regionales de Sicilia, los seguidores de Bersani y D'Alema se arriesgan a un gol en propia puerta si no superan el quórum del 5% y son los primeros en saberlo, pero el verdadero objetivo de Mdp es demasiado claro y es solo recoger a Renzi y al PD. Que muera Sansón con todos los filisteos. Es el síndrome del Palio di Siena o el sabor sutil e irresistible de la derrota.

En días pasados ​​el asesino del primer gobierno de Prodi, el inefable Fausto Bertinotti, quien luego pagó su viraje político con el naufragio total de la Refundación Comunista que ni siquiera logró alcanzar el quórum para entrar al Parlamento, se encontró nuevamente, apareciendo en el Meeting de CL en Rimini, la fuerza para admitir: "Soy un gran experto en derrotas". Bersani, D'Alema y Mdp debieron pedirle consejo.

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