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Martini & Friends: el cóctel más amado por los VIP en la memoria del rey de los barmen Mauro Lotti

El rey de los barmen italianos recuerda entre sus clientes a los "martiniani" más apasionantes, desde Ian Fleming, inventor de James Bond, hasta Willy Wilder, Umberto Eco y el "malo" Somerset Maugham.

Martini & Friends: el cóctel más amado por los VIP en la memoria del rey de los barmen Mauro Lotti

¿Los martinianos? ''Son una raza aparte, tienen su propio estilo, su propia forma de hablar, siempre te miran a los ojos y nunca se distraen. Su cerebro es como el de los grandes capitanes de la industria, formado por muchos compartimentos separados que les permiten ser perfectos en cada situación, tanto si se trata de un negocio importante como si están hablando con personas que acaban de conocer, pero que sin embargo son capaces para poner siempre a todos a gusto''. Este retrato fue dibujado por Mauro Lotti, el rey indiscutible de los barmen italianos, protagonista del primero de una serie de encuentros promovidos por la recién formada "Martini & Friends", una asociación cultural dedicada al mundo del cóctel Martini (de la que Lotti él mismo es presidente de honor) con sede en el Gin Corner del Hotel Adriano de Roma y con el objetivo de difundir la cultura, la historia, el espíritu y la pasión del Dry Martini.

Estimulado por el periodista y presidente de la asociación Valerio Berruti, Lotti contó algunas anécdotas curiosas sobre las personalidades que en sus más de 60 años de carrera, transcurrida entre el Palacio Beau Rivage de Lausana y el Gran Hotel de Roma, conoció. Como "el campeón de martini, el más mezquino, el más vengativo”, el escritor Somerset Maugham, “que venía a Lausana 15 días al año para un tratamiento geriátrico y todas las noches –cuenta Lotti– bebía dos Martinis helados y fumaba cigarrillos Gauloises, hasta que se le acabó la nicotina y hasta que tus dedos se vuelven amarillos".

Maugham inspiró a su colega Ian Fleming, creador de James Bond, el famoso Martini "shaken not stirted" (agitado, no agitado), pero él, en cambio, prefería el Martini ''revuelto y no agitado porque, decía, las moléculas de la ginebra y el vermú deben sensualmente ajustarse unos a otros sobre los demás". Respecto a James Bond, el espía británico más famoso, Lotti recuerda que Fleming inicialmente había pensado en llamarlo James Secretan pero, apasionado por la ornitología, cuando leyó el libro 'Birds of the West Indies' le llamó la atención el nombre del autor, el ornitólogo James Bond, y así decidió llamar al protagonista de sus libros''.

Y hablando de ornitólogos, había uno que estaba en su casa del Beau Rivage y con el que Mauro Lotti se había familiarizado. ''A veces -dice el cantinero- me invitaba a su casa donde tenía unos loros raros. Un día me dijo 'déjame presentarte a mi colaborador' y apareció con una rapaz gigante de 50 kilos que había entrenado como guardaespaldas. El nombre del pájaro era César y él también era un bebedor de martini.''.

También estaban en casa en Lausana en esos años. Tennessee Williams y Georges Simenon, quien, sin embargo, solo bebía whisky escocés puro y ''dijo que tenía 1.500 mujeres''. La heredera Barbara Hutton, por su parte, había tenido siete maridos y ''le dio a cada uno un millón de dólares para que se sintieran a gusto''. En ese momento, dice Lotti, ''Lausana estaba en el apogeo de la jet set internacional. Estaban las mejores escuelas, las mejores clínicas, los mejores bancos. Además, también podría tener una corona de diamantes que la gente ni siquiera notó. No fue casualidad que cuando trabajaba en el Beau Rivage, incluso un conocido mafioso, buscado por todas las fuerzas policiales del mundo, anduviera tranquilo''. Entre los clientes más poderosos se encontraban los armadores griegos de la época, como Onassis. ''Me obligaron a madrugar -recuerda Lotti- porque a las 8 querían desayunar en la barra con caviar, que comían con cucharas soperas''.

Después de cinco años en Lausana, Lotti regresó a Italia en el Grand Hotel de Roma, donde permaneció durante 34 años. “Eran los años 1970. En la capital se rodaban muchas películas ya muchos de los nombres más famosos del cine de barras y estrellas –explica Lotti– les encantaba hospedarse en nuestro hotel''. muchos bebieron Martinis en las rocas, “como Billy Wilder que lo bebía con su esposa incluso mientras comía”. Pero los italianos tampoco desdeñaron el martini con hielo. ''Umberto Eco lo tomaba así, por ejemplo. Son muchos –explica Lotti– los intelectuales que lo prefieren en las rocas. Porque es más suave, tiene menos fuerza bruta. A los intelectuales les encanta hablar largo y tendido y con hielo pueden pasar la noche e irse a casa sintiéndose bien. Creo que es una forma muy civilizada de beber. El alcohol pertenece a los placeres de la vida, hay que saber usarlo”. En el Gran Hotel de Roma Lotti también se reunió Moravia, Pasolini, Callas, Goffredo Parise, pero ninguno de ellos bebía alcohol. “El único que bebía un poco de whisky era Fellini, pero lo ponía en risotto a la milanesa”, mientras que Gianni Agnelli, “que tenía un apartamento en el Gran Hotel desde hace 15 años, sólo bebía vodka con un poco de lima”.

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