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El euro en su punto más bajo ofrece oportunidades en EE. UU., pero también riesgos

Un cambio depreciado puede ofrecer buenas oportunidades de inversión en activos denominados en dólares. Pero el riesgo de tipo de cambio sigue acechando en una fase de alta volatilidad. Las exportaciones agradecen, pero no demasiado: el euro en su punto más bajo, en esta fase, es un indicio de tensiones más graves en el marco macroeconómico, que anulan la ventaja competitiva de una moneda devaluada.

El euro en su punto más bajo ofrece oportunidades en EE. UU., pero también riesgos

Desde su entrada en vigor efectiva en 2002, el euro ha realizado una cabalgata casi continua e imparable sobre el dólar. La moneda única ha subido de forma constante desde mínimos históricos, por debajo de la paridad en torno a la cuota 0,80, hasta los máximos previos a la crisis, cuando el billete europeo alcanzó su pico absoluto, rozando altura 1,60 dólares estadounidenses.

Los años siguientes fueron más turbulentos: a partir de 2008 la crisis financiera desencadenó grandes depreciaciones del tipo de cambio, que en dos ocasiones hicieron que el euro perdiera su 20% de su valor frente al dólar. Según la clasificación de Jeffrey Frankel y Andrew Rose, que fija el umbral de amortización anual en el 25% lo que desencadena la clasificación de "crisis monetaria“, el euro en 2008 y 2010 estuvo muy cerca. En cambio, se habría derrumbado según Carmen Reinhardt y Kenneth Rogoff, que bajan el umbral al 15%.

Hoy, una vez más, estamos observando un rápida depreciación de la moneda única, que desde principios de 2012 ha perdido la 13% sobre el dólar estadounidense, estableciéndose en la altura 1,27.

El desplome del euro en las últimas semanas representa un termómetro válido de la situación económica y política europea, se pregunta preguntas pero también entrega oportunidad. En primer lugar, desde un punto de vista técnico, la fuga de riesgos implica una apreciación de las monedas en las que están denominados los activos extranjeros, comprados por refugio de las tensiones financieras europeas. Este es especialmente el caso del dólar y el franco suizo, que incluso se mantienen socavando el oro en la carrera de refugio seguro.

Pero, ¿cómo afecta el tipo de cambio las elecciones de ahorradores y empresas?

Aprovechar los cambios puede ser muy lucrativo, pero también muy arriesgado. De hecho, en correspondencia con una corrida sobre activos refugio, los valores de renta fija registran rendimientos cada vez más bajo. Este es el caso de las letras del Tesoro estadounidense o suiza. Pero en correspondencia con tasas de interés más bajas - Y negativo si tomas en cuenta inflación – comprarlos es esencialmente equivalente a comprar moneda. Hoy eso puede parecer una ganga, ya que la continua apreciación del dólar presagia una futura conversión al euro potencialmente rentable.

Un ejemplo: invertir 100 miles de euros en un bono denominado en dólares, lo que hace que el1,5% por año, al vencimiento, rendirá, si los tipos de cambio actuales permanecen sin cambios, mil quinientos euros. Un rendimiento bajo, que además no cubre la pérdida de poder adquisitivo de la divisa. Pero eso abriga lo suficiente de riesgo de caída del euro.

Pero el tipo de cambio es susceptible de fluctuaciones considerables en el corto y largo plazo, y el padre de familia que quiera invertir sus ahorros en la operación antes descrita debería estar dispuesto a someterse a un importante riesgo cambiario: esos 100 mil euros, si la situación europea mejora significativamente y el euro se aprecia, por ejemplo, hasta 1,31 dólares, al vencimiento se llevaría a casa solo 98.400 euros: una pérdida 1,6% nominal y 3,6% en términos reales, suponiendo una tasa de inflación del 2% anual.

En cuanto a las materias primas, que se cotizan en dólares, pueden representar una buena inversión: comprarlas equivale, en cierto sentido, a comprar dólares. La apreciación esperada del dólar, sin embargo, en este caso debe ir acompañada de pronósticos sobre el precio de la materia prima.

En resumen, en la compra de activos en el exterior el tipo de cambio esperado es un factor decisivo, y en el caso de empresas es importante protegerse del riesgo cambiario estipulando contratos "forward", que permiten "bloquear" en el presente, por ejemplo, el costo de los suministros y servicios en los que pretende incurrir. el futuro, pero al tipo de cambio actual euro-dólar. O adoptar otros mecanismos de cobertura.

Por el lado de la economía real, la depreciación del euro podría, en teoría, perfilar un ventaja competitiva para las exportaciones europeas. Pero, en esta fase histórica, es difícil que esto suceda: dado que el tipo de cambio del eurodólar constituye un índice del desempeño macroeconómico de las dos áreas monetarias, la devaluación de la moneda única fotografía el deterioro de las condiciones económicas de los países europeos. Por lo tanto, en el corto plazo será difícil que las empresas exportadoras obtengan grandes beneficios del tipo de cambio devaluado. En primer lugar, esto último implica una aumento de costos de las materias primas insumos a la producción, cotizados en dólares. En segundo lugar, la fuga de capitales de Europa en vista de las costas de ultramar más seguras hace que el acceso al crédito sea más oneroso, el mercado interbancario menos fluido, con consecuencias en cascada sobre los costos de suministro de las empresas.

Eso esta en el largo periodo, en cambio, que un euro alrededor del igualdad beneficiaría, y no poco, a los productores europeos. En los años previos a la crisis, la fortísima apreciación de la moneda única frente al dólar, provocada por los cada vez más masivos Déficit de la balanza comercial de EE. UU.ha erosionado gradualmente la competitividad de nuestras exportaciones en términos cambiarios.

Una tendencia de “desapalancamiento” entre los hogares estadounidenses, previamente lastrados por un nivel de deuda privada difícilmente replicable en el futuro, podría estabilizar el dólar en niveles más realistas que el astronómico 1,60 alcanzado en 2008. Un tipo de cambio eur/usd” valor razonable” que fluctúa entre 1,15 y 1,25 podría ser más que un espejismo en un futuro no muy lejano.

Finalmente, la vuelta a la gestión normal de la política monetaria por parte de la Reserva Federal y el BCE podría estabilizar la situación.

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