En el escenario europeo, la economía británica se encuentra entre las que mejor han superado las consecuencias de la crisis de 2008-09: en 2016, el PIB del Reino Unido superará en nueve puntos porcentuales al de 2007.
El resultado del referéndum ya ha llevado a una devaluación significativa de la libra. Sin embargo, el mayor impacto del Brexit se espera más allá del corto plazo y se asume casi unánimemente como negativo y no despreciable.
El curso incierto de las negociaciones podría socavar la confianza de los consumidores e inducir a los inversores (especialmente extranjeros) a posponer el inicio de sus proyectos. Las repercusiones del Brexit sobre el papel del Reino Unido en el contexto global están ligadas a los cambios en lo que se define como el "pasaporte europeo", una oportunidad que en el caso inglés aprovechan 13-14 mil empresas, financieras y de otro tipo. de.
Para el sistema bancario británico, el proceso de desvinculación de Europa se cruza con otras dos tendencias regulatorias de considerable calado: Basilea 3 y la reforma bancaria definida en septiembre de 2011 por la Independent Commission on Banking presidida por John Vickers. Estos tres procesos de reforma entrarán en vigor en 2019.
Si se compara la situación actual con la que surgió tras el estallido de la burbuja financiera en 2008-09, se evidencia un fortalecimiento de los grandes bancos británicos.
La mejora en los indicadores contables se combinó con la corrección paralela de importantes indicadores de gestión. En cambio, la tendencia de la rentabilidad en el período más reciente sugiere consideraciones menos brillantes.
