Los gobernantes del rating huyendo de Ankara. La agencia americana Standard & Poor's ha anunciado que dejará de prestar un servicio completo de evaluación crediticia para Turquía. Una decisión maduró luego de algunos desacuerdos con el gobierno del país.
S&P dice que solo emitirá calificaciones "no solicitadas": esto significa que ya no será pagado por el estado turco, sino que solo funcionará para satisfacer las necesidades de los inversores. A partir del 14 de febrero, la agencia retirará todas las calificaciones de las deudas turcas individuales, manteniendo solo la calificación general. Por su parte, el Tesoro de Ankara ha minimizado, explicando que ya ha llegado a acuerdos con los competidores de S&P, a saber, Fitch y Moody's.
Pero ¿de dónde viene tanta amargura? En mayo pasado, el gobierno turco reaccionó con enojo a la decisión de S&P de reducir la perspectiva del país de "positiva" a "estable" (Sin embargo, la calificación se mantuvo sin cambios). El primer ministro Recep Tayyip Erdogan calificó la decisión de "ideológica".
“Cambiamos nuestra calificación del emisor Turquía a 'no solicitada', dado que ya no tenemos acuerdo con la entidad soberana -se lee en una nota de S&P-. Sin embargo, continuaremos otorgando una calificación de Turquía de manera no solicitada ya que creemos que tenemos acceso a suficiente información pública de calidad confiable para respaldar nuestro análisis y porque creemos que existe un interés de mercado significativo en esta calificación.
S&P asigna a Ankara una calificación de BB, dos escalones por debajo del grado de inversión. En cambio, Fitch elevó su calificación hace dos meses a BBB, llevando a Turquía al grado de inversión por primera vez desde 1994. La calificación de Moody's está justo por debajo del grado de inversión, en Ba1.
