La reducción de la fecundidad y una mayor longevidad que en el pasado están provocando un bajo crecimiento de la población mundial y un envejecimiento progresivo. El aumento actual de habitantes del planeta (equivalente al 1,2%) debería descender al +0,6% a mediados de siglo y contribuir a cambiar la pirámide de edad: en igualdad de condiciones, en 2050 la proporción de jóvenes mayores de 14 años descenderá de del 26% en 2015 al 21%, el de 15-64 años del 66% al 63% mientras que el porcentaje de mayores de 65 años se duplicará, pasando del 8% al 16%.
Según Naciones Unidas, la ratio entre mayores de 65 y 15-64, ahora igual al 12,6%, alcanzará el 26%: a mediados de siglo, por cada cuatro adultos potencialmente activos habrá una persona mayor (hoy la ratio es 8 a uno).
El envejecimiento de la población es compartido a nivel mundial, pero en Europa el fenómeno se acentúa especialmente debido a la llegada de los baby boomers a una edad avanzada. Respecto a la cifra mundial, en el Viejo Continente ya en 2015 la cuota de los menores de 14 años era 10 pp inferior (26 vs 16), mientras que la de los mayores de 65 años era igualmente superior (8 vs 18).
El avance de la edad de la población plantea múltiples desafíos: además de un mayor gasto en pensiones, salud y asistencia, el progresivo envejecimiento de los trabajadores activos sugiere una menor productividad total de los factores. El Fondo Monetario Internacional ha calculado que en la zona del euro el fenómeno ya ha reducido la tasa de crecimiento anual de la productividad en los últimos diez años en 0,1 puntos porcentuales y en los próximos veinte la reducción podría duplicarse.
En 2014, los hogares de la eurozona encabezados por una persona de 65-74 años tenían una riqueza neta media de 286 miles de euros, sólo inferior a la del grupo de edad que les precede (55-64) que podía contar con 319 miles de euros. Las familias mayores francesas (325) e italianas (289 €) son especialmente ricas, mientras que las alemanas (270 €) tienen un nivel de patrimonio neto inferior al valor medio del grupo de edad de referencia. Varios estudios sugieren que una educación financiera más generalizada podría ayudar a las personas mayores a administrar sus recursos inmobiliarios y financieros.
