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Grecia, la deuda pública y el farol de Tsipras

¿Por qué Europa debería hacer nuevos descuentos a Grecia, que tiene una deuda pública más sostenible y barata que Italia? Si la deuda griega se reestructurara aún más, ¿cuántos otros países europeos, empezando por Italia, podrían pedir un trato igualitario? – Tsipras promete reformas pero aún no ha explicado cómo financiarlas

Grecia, la deuda pública y el farol de Tsipras

¿Puede un país de 10 millones de habitantes, con un PIB que representa poco más del 2 por ciento de la riqueza de la unión monetaria y una deuda igual a menos del 4 por ciento del stock total, poner en crisis a toda Europa por segunda vez? Tal vez no. Y no solo porque, respecto a 2011, Europa se ha dotado de herramientas que funcionan y el riesgo de contagio se ha reducido significativamente gracias al fortalecimiento de las economías periféricas. Pero también porque el probable futuro primer ministro griego, Alexis Tsipras, no parece tan aterrador. Al menos no en Berlín. El líder de Syriza parece, de hecho, poco serio, poco creíble y algo ambiguo.

Primero, Tsipras no habla en serio cuando amenaza con no pagar la deuda. Si pretende permanecer en la moneda única, como dice querer y como pide el 70 por ciento de sus conciudadanos, no puede pensar en contribuir a la construcción de la Europa del futuro con amenazas y chantajes. El arma del chantaje, por cierto, ya fue utilizada por los griegos en el pasado y no funcionó. George Papandreou lo intentó, en otoño de 2011, anunciando su intención de celebrar un referéndum sobre el primer plan de rescate (110 millones de euros). El líder socialista ha querido poner a prueba la voluntad de los griegos de permanecer en la eurozona, consciente de que la salida de Grecia podría provocar el colapso del sistema con consecuencias incalculables para todos los estados miembros, incluida Alemania. A los demás líderes no les gustó nada el chantaje, se retiró la solicitud de consulta popular y Papandreou se vio obligado a dimitir. ¿Cómo podemos repetir seriamente el mismo enfoque que ya ha fallado y probablemente fallará nuevamente, dado que el poder de negociación de Grecia hoy es mucho menor que hace tres años cuando el riesgo de contagio de la crisis era real?

En segundo lugar, Tsipras no es creíble cuando define la deuda griega como "insostenible" y por tanto pide su cancelación parcial. En realidad, en 53,5 ya se produjo una cancelación del 100 por ciento del valor nominal (unos 2012 millones de euros) para los acreedores privados. Al mismo tiempo, Europa ha concedido un alargamiento de los vencimientos (hasta 30 años) y una reducción sustancial de los tipos de interés. Hasta la fecha, el Estado griego paga un tipo medio del 1,5 %, muy inferior incluso al italiano y, de hecho, el gasto en intereses griego equivale al 4,3 % del PIB (para una deuda del 175.5 %) frente al 4,7 de Italia. por ciento (y la deuda en 133 por ciento). Además, gracias a los vencimientos a treinta años, el Estado griego no tiene que refinanciarse mientras que Italia, este año, tiene que colocar otros 300 millones en el mercado. La combinación de tipos de interés bajos, plazos largos y un crecimiento estimado en torno al 3% debería permitir -según las previsiones de la Comisión Europea- una reducción de la ratio deuda/PIB de hasta 8 puntos porcentuales en tan solo un año, hasta los 2015 por ciento en 168.8 por ciento del PIB. Si Tsipras logra obtener un mayor alivio de la deuda sobre la base de estos parámetros, ¡entonces habría bastantes países listos para solicitar dicho tratamiento!

Finalmente, Tsipras es algo ambiguo. En su programa electoral (el llamado "Programa de Tesalónica") habla de un gran plan para impulsar la inversión pública (12 millones de euros), subir las pensiones y el umbral de exención fiscal, así como el salario mínimo de 586 a 751 euros por mes. No explica, sin embargo, cómo financiará todo esto. Entre otras cosas, en caso de cancelación de la deuda, será difícil encontrar nuevos prestamistas, ya que el Fondo Monetario, el Banco Central Europeo y Europa -a través del Fondo para la Salvación de los Estados- no estarán disponibles para ofrecer más crédito. .

El líder de Syriza es el primero en ser consciente de que tendrá que llegar a un compromiso. También porque no estará solo en la negociación. Con toda probabilidad, no tendrá los números para gobernar y tendrá que formar una coalición con los pequeños partidos de centro-izquierda: Pasok, To Potami y el nuevo movimiento Change creado a fines de diciembre por el ex primer ministro George Papandreou. Es difícil imaginar que estas fuerzas políticas, abiertamente europeístas, estén dispuestas a subir la apuesta.
Por eso todo apunta a que Alexis Tsiras, una vez en el Gobierno, será mucho más blando, como lo ha sido Antonis Samaras en los últimos años. Después de todo, no tiene alternativas, como suele afirmar Angela Merkel.

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