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Industria: tres movimientos para la eficiencia energética

Tres pasos fundamentales para mejorar la eficiencia energética de la industria: identificación de los sectores con mayor potencial en términos de ahorro y rentabilidad económica; cuantificación de los ahorros potenciales que se pueden lograr sin agravar las facturas; evaluación de las tecnologías disponibles en el mercado.

Industria: tres movimientos para la eficiencia energética

La persistencia de la crisis económica, las políticas de eficiencia y ahorro energético y un clima templado están provocando una tendencia cada vez menos creciente de la demanda energética. Con consecuencias también sobre la cantidad de energía consumida para la producción de una unidad de producto interior bruto. Ciertamente, el posicionamiento de Italia frente a otros países europeos en 2010 (últimos datos disponibles) es apreciable, con una diferencia del -18% respecto a la media de la UE27. El resultado sigue siendo positivo incluso en comparación con la intensidad energética de los países europeos, con un desarrollo industrial similar, -18,4% frente a Francia – 12,8% frente a Alemania. Solo Reino Unido puede hacerlo mejor, que ha progresado de forma continua durante los últimos 30 años, aunque descontando una importante reducción del peso de las actividades industriales. 

El posicionamiento de Italia en valores de baja intensidad energética debe buscarse en la escasez de fuentes de energía nacionales, en los hábitos sociales y culturales, en las características del territorio, en el enfoque consolidado en muchos sectores industriales fuertemente involucrados en la producción y difusión de tecnologías para la eficiencia energética y en las políticas implementadas en respuesta a las crisis energéticas globales.

Así se desprende también del segundo “Informe Anual de Eficiencia Energética” elaborado por ENEA con el objetivo de ofrecer una herramienta de seguimiento y evaluación para apoyar las políticas energéticas nacionales tal y como exige el Decreto Legislativo 115/2008. Las mejoras de eficiencia en los distintos sectores se han evaluado utilizando el índice ODEX que, desarrollado dentro del proyecto ODYSSEE-MURE y financiado por la Comisión Europea, involucra a las agencias nacionales de energía de los 27 países de la UE más Noruega y Croacia.

El índice correlaciona el consumo de energía para producir bienes y/o servicios con la cantidad de bienes y/o servicios producidos. En 2010, el último año del que se dispone de datos desagregados por sector, el índice de eficiencia energética ODEX (1990=100) para toda la economía italiana fue de 87 frente a 88,2 en 2009; con una mejora en la eficiencia energética de 1,2 puntos porcentuales (ver imagen). 

Los distintos sectores han contribuido de diferentes formas a la obtención de este resultado: el sector residencial ha experimentado mejoras periódicas y constantes a lo largo del período 1990-2010; el sector del transporte, que ha mostrado una tendencia fluctuante, ha registrado el aumento más modesto en eficiencia, mientras que la industria ha visto mejoras significativas solo en los últimos seis años. La eficiencia de estos últimos debería ser el tema principal del debate sobre los costos de la energía y la eficiencia del sistema de producción italiano.

Si se analizan los datos disponibles sobre la reducción del consumo final al 2020 para la industria (presentados en el Plan de Acción para la Eficiencia Energética - PAEE 2011), se observa que se sitúa en 2,47 Mtep/año, es decir, aproximadamente el 15,6% de la reducción total esperada. Un cuadro ciertamente interesante que muestra una situación en la que la caída del consumo parece estructural. El tema de la eficiencia energética debe ser abordado de manera igualmente estructural, considerando la cuestión sobre todo como una oportunidad de crecimiento para el sistema país. 

En términos de políticas útiles para promover la eficiencia en la industria, se pueden identificar tres pasos fundamentales. En primer lugar, la identificación de aquellos sectores que presentan mayor potencial en términos de ahorro y rentabilidad económica; entonces es necesario cuantificar los ahorros potenciales que se pueden lograr sin agravar los estados de resultados de las empresas; y finalmente, las tecnologías disponibles en el mercado deben evaluarse yuxtaponiéndolas con una evaluación rígida de costos y beneficios.

Importante en el proceso de mejora de la eficiencia es la presencia de un gestor energético, una figura profesional capaz de evaluar caso por caso el potencial de ahorro, identificar las tecnologías necesarias y orientar al empresario y a la dirección hacia las medidas más correctas. Desgraciadamente, la difusión de la figura del gestor energético es todavía escasa, especialmente en industrias que no están legalmente obligadas.

Las tecnologías aplicables son inevitablemente diferentes y en constante evolución, pero es mejor centrarse en tecnologías consolidadas con beneficios económicos probados, algunas de las cuales, ya identificadas en el EEAP, se enumeran a continuación. La sustitución de motores eléctricos y la instalación de inverters ofrece un enorme potencial, que aún no ha sido explotado de manera significativa; Según las previsiones del PAEE 2011, el ahorro que se obtendría en 2016 con estas aplicaciones sería de 2.900 GWh/año, mientras que el ahorro obtenido en 2010 fue de tan solo 137 GWh/año.

Las intervenciones en la maquinaria de refrigeración y compresión, en las calderas y en la valorización de residuos térmicos, el ahorro en 2016 puede alcanzar los 9.600 GWh/año, de nuevo en base a los objetivos nacionales de la EEAP 2011. La instalación de lámparas de alta eficiencia y la predisposición de sistemas de control con sensores de presencia y regulación del flujo luminoso puede suponer un ahorro de 1.260 GWh/año, frente al ahorro de 617 GWh/año conseguido en 2010.

La producción de electricidad y calor mediante sistemas de cogeneración de alta eficiencia podría entonces casi triplicar los ahorros logrados en 2016 para 2010. Por último, no deben pasarse por alto los sistemas de gestión energética: software que permite recoger el consumo en los nodos principales del proceso productivo, analizando los datos en tiempo y forma y permitiendo una lectura crítica de los consumos que, gracias también a la labor de los gestores energéticos, pueden transformarse en menores consumos energéticos y ahorros monetarios más o menos importantes.

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