En Nueva Delhi, la inflación sigue aumentando. En septiembre, la suba de precios alcanzó su punto máximo en siete meses, lo que dificultó aún más el intento del gobierno de conciliar política monetaria y crecimiento.
El Índice de Precios Mayoristas, el principal indicador de la inflación india, creció un 6,46% respecto al año anterior. En agosto había registrado un +6,1%.
La carrera de precios, por tanto, sigue siendo una espada de Damocles para los políticos indios. Un obstáculo que impide al Ejecutivo adoptar medidas agresivas para revitalizar una economía emergente que ahora se desacelera y sufre una fuga masiva de capitales.
Según los analistas, el Banco Central de la India podría reaccionar subiendo de nuevo los tipos de interés, habiéndolos subido ya del 7,25% al 7,5%.
Los datos llegan después de que el subcontinente, la tercera economía más grande de Asia, comenzara a desacelerarse drásticamente. La economía del país creció, en 2012-2013, a una tasa anual del 5%, la tasa más baja de los últimos 10 años. Una desaceleración que no da señales de detenerse, con la caída del sector manufacturero y las inversiones extranjeras.