comparte

Arranca el Tour y Armstrong repite: sin dopar no se puede ganar

El tema candente de la Epo toma protagonismo, eclipsando al competitivo que ve a Chris Froome como el gran favorito sobre Contador – Para el primer maillot amarillo, en la meta de Bastia, todas las miradas están puestas en Mark Cavendish.

Arranca el Tour y Armstrong repite: sin dopar no se puede ganar

Cuanto más quiere el Tour expulsarlo y olvidarlo, más dopaje reaparece con sus sombras engorrosas que amenazan con nuevos episodios inquietantes: la Grande Boucle está lista para partir desde las blancas playas de Portovecchio en Córcega, en uno de los escenarios naturales más bellos. en el Mediterráneo, pero el tema de la Epo, que ha trastornado el cuadro de honor de las tres últimas décadas de la carrera francesa, cobra protagonismo, casi eclipsando el competitivo del previsible duelo entre Chris Froome y Alberto Contador. Siempre es Lance Armstrong quien aviva el fuego de la polémica, durante siete años seguidos el superhombre del Tour, hoy el gran traidor, quien, entrevistado por "Le Monde", reitera que no puede llegar a París con el maillot amarillo. sin la ayuda del dopaje. Una declaración que desencadenó la reacción de indignación del presidente de la UCI, McQuaid y de corredores como Cadel Evans que se citó a sí mismo como ejemplo de ganador del Tour sin recurrir a prácticas de dopaje. Pero no es solo el pérfido juego de masacre de Armstrong lo que perturba la víspera de la carrera: Francia también está sacudida por la positividad retroactiva de un campeón querido como Laurent Jalabert, obligado a renunciar como entrenador de la selección transalpina por este motivo. La del popular Jaja es solo un anticipo de un enjambre de candentes revelaciones destinadas a sacudir de nuevo el mundo del ciclismo con el Tour aún en marcha: de hecho, el pasado 18 de julio la Comisión Senatorial de Investigación sobre la eficacia de la lucha contra el dopaje en Francia dará a conocer los resultados de las pruebas de muestras de orina tomadas durante el Tour de 1998, el ganado por Pantani y el escándalo Festina. En ese entonces no era posible interceptar rastros de eritropoyetina. La impresión general es que estos test retroactivos resultan ser el último gran reencuentro de ciclistas de una época que queremos quedar superada, en la que enfrentarse a la epo era como llenar botellas de agua con agua. En este clima arranca el Tour del centenario que ve a Chris Froome, el ex wingman de Bradley Wiggins, el gran ausente que este año se perdió bajo la lluvia del Giro tanto como para meditar una despedida de las grandes carreras por etapas. Las casas de apuestas sitúan al líder del Team Sky en 1,80 frente a los 3,20 de Alberto Contador. Detrás de ellos el vacío aunque hay algunos buenos nombres como los de Joaquín Rodríguez (dado a los 20), Cadel Evans (a los 33) y Andy Schleck (a los 65). Para el primer maillot amarillo, de Portovecchio a Bastia, 213 kilómetros prácticamente llanos, la mirada se fijó en Mark Cavendish que en el previsible sprint final deberá no obstante tener cuidado con clientes incómodos como el alemán Greipel y el eslovaco Sagan. 

Revisión