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Lo peor ya pasó pero la Unión Europea debe estar en guardia ante las crisis políticas

Las señales positivas provienen de las declaraciones de los líderes de los gobiernos europeos pero también de los indicadores macroeconómicos publicados en las últimas semanas - Los países de la Eurozona están en el camino de la recuperación - Los inversores están preocupados por las crisis gubernamentales de algunos de los Estados de la eurozona , ante todo Italia

Lo peor ya pasó pero la Unión Europea debe estar en guardia ante las crisis políticas

Lo peor, para Europa, parece haber pasado. Así lo dijeron ayer el primer ministro Enrico Letta y el ministro de Economía, ex número uno del Banco de Italia, Fabrizio Saccomanni. Rumores que se sustentan en los indicadores macroeconómicos dados a conocer en las últimas semanas.

Llegaron la ultima semana de julio los datos (positivos) sobre la fabricación en la UE. En julio, en su "lectura preliminar", el índice PMI manufacturero de Eurolandia superó los 50, alcanzando los 50,1. Esta es una señal importante porque el umbral en cuestión indica la transición de "contracción" a "expansión". La actividad manufacturera se intensifica por primera vez desde enero de 2012. Protagonistas del resultado fueron: Alemania (50,3) y Francia (49,8).

Después del sector manufacturero el de los servicios vuelve a mostrar signos de mejora en la eurozona y lo hace alcanzando los máximos de los últimos 18 meses. A medida que la recuperación de Alemania gana impulso, la desaceleración en la segunda, tercera y cuarta economías más grandes de la región (Francia, Italia y España) se ha aliviado aún más. 

Conducir al grupo hacia la recuperación es siempre la locomotora de Alemania, donde las tasas de crecimiento de la producción del sector manufacturero y de los servicios alcanzaron máximos de 17 y cinco meses, respectivamente. Francia, Italia e España mientras tanto, han visto una desaceleración de la contracción. París y Roma están a punto de alcanzar un ansiado estadio de estabilización, con un contundente crecimiento de las empresas manufactureras que ha compensado con creces las dificultades que todavía presenta el sector terciario. España ha visto una mejora en ambas industrias, que sin embargo aún permanecen en la fase de contracción.

La fabricación y el trabajo muestran signos de mejora, pero la situación aún no es del todo halagüeña. Los inversores han recuperado la confianza en el ámbito de la moneda única, con la mirada puesta siempre en los efectos de la recuperación de la mayor economía del mundo (Estados Unidos) y los de la siempre estable economía alemana). Una vez más, los países más endeudados del Viejo Continente preocupan a los inversores y el motivo de estas preocupaciones atañe más al plano político que al meramente económico.

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