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El Fondo Mediterráneo para las PYME es el camino correcto a seguir

El Mediterranean Partnership Fund, el Fondo para las PYMES del Mediterráneo, podría constituir un banco de pruebas para la experimentación y puesta en marcha de nuevas formas de apoyo a la IED de nuestras empresas

Hace tiempo que venimos diciendo, incluso en estas páginas de FIRST en línea, que si bien las intervenciones sobre créditos a la exportación a mediano plazo están bien diseñadas y, de hecho, ayudan a las empresas que tienen que otorgar prórrogas de pago a contrapartes extranjeras, aún queda mucho por hacer para apoyo real a la inversión extranjera directa (IED) de nuestras empresas, y en particular de las pymes.

Ayer FIRST online publicó el anuncio del acuerdo firmado entre Simest, Abi y la Unión de Bancos Árabes, sobre la base de los cuales un grupo de trabajo dará vida en breve a la Fondo de Asociación Mediterráneo, un fondo de unos 200 millones de dólares que Italia está creando con la colaboración de los países interesados, el BEI (Banco Europeo de Inversiones), la Unión de Bancos Árabes y otras entidades privadas. El objetivo del Fondo es acompañar el desarrollo económico del área mediterránea, a través de una dotación máxima de fondos ya fijada en 800 millones de dólares (unos 584 millones de euros al tipo de cambio actual). El Fondo actuará en cuatro frentes: de capital de riesgo (es decir, entrada en el capital de empresas jóvenes de alta tecnología para acompañar su crecimiento), garantías para facilitar el acceso al crédito bancario, fondos dirigido a pymes de la zona e asistencia y asesoramiento.

Este Fondo puede ser la herramienta adecuada para acompañar a nuestras PYMES en su desarrollo en los mercados exteriores, y para ayudar a las empresas locales a avanzar hacia un crecimiento sostenible. Naturalmente, todo dependerá del resultado final y también de las solicitudes que las PYME italianas y las empresas africanas envíen al Fondo. Sin embargo, hay algunos elementos de optimismo. En primer lugar, la asociación público-privada es un factor positivo, porque la presencia de bancos privados podrá orientar las intervenciones públicas hacia proyectos que sean realmente rentables y capaces de crear valor añadido, mientras que la presencia de socios públicos relevantes -como el BEI y Simest- permitirán la contención de costos y el control sobre el uso de los fondos. En segundo lugar, si efectivamente la intervención en empresas con alto potencial de crecimiento adopta la forma de capital riesgo (es decir, capital de riesgo), esto constituirá un incentivo para la creación de nuevas empresas, a ambos lados del mare nostrum, más competitivo y competitivo; y seamos sinceros, será un desincentivo para todas nuestras empresas que salgan al exterior pensando sólo en una deslocalización basada en la simple búsqueda de trabajo mal pagado (una forma de IED cada vez más fuera de la historia y de la economía). En tercer lugar, herramientas como las garantías y los préstamos directos son cada vez más imprescindibles para facilitar el acceso al crédito, especialmente en países donde la presencia de nuestros bancos es limitada o inexistente.

En esencia, la experiencia de este Fondo podría constituir un banco de pruebas para la experimentación y lanzamiento de nuevas formas de apoyo a la IED de nuestras empresas, quizás hacia nuevas áreas (por ejemplo los países de la nueva Europa o América Latina), y quizás con la intervención de nuevos socios (por ejemplo, las Regiones, en colaboración con Simest). Lo importante es tener en cuenta dos conceptos: por el lado de la intervención pública, que los proyectos deben mirarse no con ojo burocrático, sino empresarial y de desarrollo; por el lado de nuestras empresas, que el tiempo de la lluvia de incentivos ya pasó, y deben aprender a tomar del sector público lo más útil, como la asistencia, la cobertura de riesgos y la facilidad de acceso al crédito.

22.09.11

www.gpgarioni.it

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