Rory McIlory, con 16 golpes bajo par, también devora el 96º Pga Championship y pone en el tablón de anuncios el segundo major del año tras el Open Championship. Este niño de Holywood, Irlanda del Norte, con la cara todavía de pinocho, demostró ayer que ha crecido. Es un golfista adulto, capaz de superar las dificultades y ganar, como hizo en Valhalla, en los últimos hoyos, en un enfrentamiento cerrado con sus oponentes, todos los números uno, campeones como Phil Mickelson, Henrik Stenson, Rickie Fowler. Es grande porque a sus 25 años ya ha ganado 4 torneos de Grand Slam, es número uno del mundo, número uno en Fedex y en la Carrera a Dubai.
El camino para llegar al Olimpo de este deporte, donde se sientan monstruos sagrados como Arnold Palmer, Jack Nicklaus y Tiger Woods, aún es largo, pero Rory ya ha recorrido un largo camino, sobre todo en los últimos meses. Baste decir que desde mayo ha ganado dos majors, un WGC y la carrera más importante del European Tour, el BMW Championship. Esto le bastaría para quedar en la historia, pero da la impresión de que su hambre de victorias no se agota. Rory, el caníbal, esta temporada, aún puede hacer un festín de premios, de cara a los Playoffs y la serie final de la Race to Dubai y de ahora en adelante es el hombre a batir.
Sin duda, es una suerte que el golf haya encontrado un campeón tan fuerte en este momento que Tiger está una vez más en crisis, física y psicológicamente. Hay que decir que Woods también luchó como un gladiador en Valhalla, pero no lo logró. El campeón explicó que en este momento sus grandes músculos de la espalda no pueden soportar la velocidad de sus brazos y manos, la subida del palo es más corta de lo que le gustaría, todo está descoordinado y busca el ritmo cada vez.
“Hice lo mejor que pude – admite Tiger – no pude hacer más”. Ciertamente tiene razón, pero también hay putts errados, por lo que es obvio que después de tanta mala jugada, incluso Woods ahora tiene un problema de confianza. Lamentablemente, su temporada termina con el corte perdido a la PGA y Tiger volverá a hablar de eso en 2015, si estos meses le sirven para recuperarse. Aunque es un momento triste, porque Rory es grande, pero Tiger sigue siendo Tiger, un campeón único, capaz de envolver emocionalmente, exultar y maldecir, ofrecerse a las cámaras con todos sus defectos y virtudes y el público lo quiere en la cancha.
Finalmente, dos notas sobre los italianos. Los hermanos Molinari son siempre excelentes. Ambos han entrado en el circuito mundial de los mejores jugadores. Es realmente una satisfacción para la afición, que obviamente sueña, en un momento u otro, con verlos en el podio también en estos grandes eventos. Sus ubicaciones fueron excelentes: 47º Edoardo, con 283 tiros totales; Francesco es 59º con 284. Cita ahora en el Open de Italia de Turín del 28 al 31 de agosto.
