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Precipicio fiscal: impacto y posibles escenarios

Los posibles escenarios de reforma fiscal en EE. UU. subrayan cómo la sostenibilidad de las finanzas públicas es fundamental para la credibilidad, las perspectivas de crecimiento de la economía y la gestión de los riesgos soberanos y comerciales internacionales.

Precipicio fiscal: impacto y posibles escenarios

El concepto de acantilado fiscal nació en el verano de 2011, para definir las posibles consecuencias del acuerdo alcanzado por las fuerzas políticas estadounidenses sobre recortes en el gasto público, un 50% del cual en el presupuesto de defensa, y la cancelación de exenciones fiscales para las clases medias y ricas a partir a partir del próximo enero. Todo por un estimado de $ 500 mil millones solo en 2013. Y en este momento, apenas unas semanas después de 2013, el problema dedeuda pública americana parece aún más apremiante. En 2012, la relación deuda pública total sobre el PIB superó el 104 %, mientras que el déficit medio se situó en el 9 % del PIB.

Lo estudio por Davide Borsani publicado porISPI presenta la doble proyección que ha ofrecido la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) sobre los efectos que el impacto del precipicio fiscal podría tener en las finanzas públicas y en la economía estadounidense.

Il primer escenario espera que los recortes y aumentos de impuestos entren en vigor en enero de 2013. De esta manera, ya el próximo año el déficit federal sobre el PIB disminuiría en cuatro puntos porcentuales. Al mismo tiempo, sin embargo, la economía enfrentaría una recesión debido a la drástica disminución del consumo y la producción. Con el consiguiente aumento de la tasa de paro, que pasaría del 8% actual al 9%. El aumento progresivo de la carga tributaria a nivel federal, que actualmente equivale a 15,7% del PBI, conduciría a una disminución gradual del déficit, de 2,4% en 2014 a 0,4% en 2018. Mientras que la deuda federal neta disminuiría en unos 20 puntos porcentuales en 8 años, atrayendo flujos de inversiones productivas capaces de impulsar, en las mejores previsiones, un crecimiento económico superior al 4% anual en el trienio 2014-2017. Y así el aumento de bienes y servicios producidos se reflejaría en la disminución progresiva del desempleo, del 8,4% al 5,7%. Siempre que, sin embargo, los recortes en el gasto público y la desgravación fiscal se distribuyan de manera que no asfixien la demanda interna del país y la productividad representada por la clase media.

Il segundo escenario en cambio, supone que los recortes del gasto público se evitan extendiendo los recortes de impuestos indefinidamente e indexando los impuestos sobre la renta a la inflación. En este contexto, se espera una tasa de crecimiento en torno al 1,7%, continuando con la statu quo. El desempleo se mantendría sin cambios en 8%, mientras que el déficit federal disminuiría solo una quinta parte ($100 mil millones) de lo presupuestado, alimentando aún más la deuda pública. A ese ritmo, según las previsiones, en los años comprendidos entre 2014 y 2022 la deuda federal neta alcanzaría un nuevo máximo, aumentando unos 17 puntos porcentuales. Esto conduciría a un aumento de las tasas de interés de los bonos del gobierno, lo que provocaría una reducción sustancial del ahorro y las inversiones privadas.

Un deuda pública insostenible, es decir, cuando supera un porcentaje sustancial del PIB, provoca una pérdida de atractivo para los inversionistas (locales y extranjeros) y fuertes distorsiones en el proceso de acumulación, poniendo en peligro la producción de bienes y servicios. En el en caso de que el tipo de interés de los bonos soberanos supere sistemáticamente la tasa de crecimiento económico, a medio-largo plazo cada vez tendrá que fluir más dinero del bolsillo de los deudores (el Estado y, por tanto, de los ciudadanos) al de los acreedores. De esta manera se socava la estabilidad de precios, la credibilidad de las autoridades fiscales y monetarias y la solvencia nacional, mientras que las dificultades para encontrar los fondos necesarios aumentarían cada vez más. Como la la dinámica económica estaría a merced de las fluctuaciones cíclicas y la especulación sobre la probabilidad de incumplimiento, sin olvidar las repercusiones que este escenario podría tener no solo para la economía interna de EEUU, sino también por lo que representa en el mediano-largo plazo para los socios comerciales internacionales.

Una lección para todos aquellos que, en Italia, están convencidos de que son los esfuerzos del año pasado por consolidar las finanzas públicas los que representan el principal obstáculo para el crecimiento y la competitividad del país y no su discutible distribución entre las clases sociales.

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