El director general de Fincantieri, Giuseppe Bono, lo busca desde hace tiempo: por fin es oficial la joint venture entre el grupo naval italiano y la Naval francesa, que nace con el objetivo de construir buques militares y reforzar la competitividad europea de cara a la auge de los países emergentes y China. El acuerdo se firmó a bordo de la fragata "Federico Martinengo", amarrada en el Arsenal de Marina de La Spezia, mientras la sede de la nueva empresa, cuya idea de constitución se lanzó con motivo de la cumbre franco-italiana de Lyon en 2017, será Génova, con filial en Francia, en Ollioules.
Para el primer trienio, Fincantieri expresará el presidente (que será Giuseppe Bono) y el Director de Operaciones, mientras que Naval Group el Director General (que será el Director General de Naval Hervé Guillou) y el Director Financiero. “Esta es la culminación de una ambición industrial compartida, que es el posicionamiento a largo plazo de la industria europea de la construcción naval en un mercado internacional que ha experimentado una profunda transformación”, dijo Hervé Guillou, director ejecutivo de Naval Group.
“Demostramos gran satisfacción con el resultado obtenido y, sobre todo, queremos agradecer a nuestros Gobiernos que han trabajado codo con codo con nosotros en los últimos meses, y continúan haciéndolo, para concretar un acuerdo que asegure la protección de los activos soberanos, fomentando la colaboración entre ambos equipos. Este compromiso nos permitirá apoyar mejor a nuestras Armadas, brindar un apoyo adecuado a las operaciones conjuntas de exportación y sentar las bases concretas para la consolidación de la industria de defensa europea”, agregó Bono en un comunicado conjunto.
Por lo tanto, el Airbus del mar está tomando forma cada vez más, como siempre lo ha definido el gerente italiano. La empresa conjunta ítalo-francesa, que en este caso salió adelante sin contratiempos ni interferencias, ya tiene una gran oportunidad sobre la mesa: tanto Fincantieri como Naval compiten, hasta ahora por separado, para una licitación de 1,6 millones lanzada por la Armada rumana, para la construcción de cuatro nuevas corbetas y la modernización de dos fragatas. "Haremos equipo e intentaremos converger incluso cuando corramos por separado", insinuó Giuseppe Bono.
