comparte

Fiat Pomigliano: hace 10 años el sí de los trabajadores en Marchionne

El 22 de junio de 2010, el referéndum de los trabajadores de Fiat en Pomigliano aprobó el plan Marchionne, que supuso una verdadera revolución en la gestión y la producción en la planta napolitana.

Fiat Pomigliano: hace 10 años el sí de los trabajadores en Marchionne

Hace diez años, el junio 22 2010, trabajadores fíat de la fábrica Giambattista Vico en Pomigliano, rebautizada así para marcar el vuelco con el pasado de Alfasud, al aprobar el acuerdo sobre el plan de recuperación de la permitieron a Sergio Marchionne revolucionar la gestión organizativa y productiva de la empresa y las consiguientes relaciones laborales.

El acuerdo de Pomigliano fue seguido en rápida sucesión por los acuerdos de Mirafiori y Grugliasco, siempre aprobado por los trabajadores con mayoría en referéndum, y la estipulación del nuevo Contrato Nacional de Trabajo para los trabajadores de todas las plantas de Fiat, ajeno a los convenios interconfederales y al CCNL para los metalúrgicos.

Pero volvamos a ese 22 de junio ya los motivos que llevaron a la redacción del plan de Pomigliano ya la firma del convenio sindical.

Con la reasignación de la producción de Panda de la planta polaca de Tichy a Pomigliano (y posteriormente la producción de Jeeps en Melfi) Marchionne envió una fuerte señal a quienes, presionados por la competencia mundial, habían optado por desinvertir en Italia.

Al contrario, Marchionne apostaba por la reactivación de la manufactura nacional; a cambio de tal compromiso, pidió a los sindicatos y trabajadores intensificar, regularizar y previsibilizar el desempeño laboral, con un aumento de la productividad del factor trabajo tendiente a saturar las plantas.

Hoy, como hace diez años, la cuestión prioritaria de un actor mundial de la automoción, sin perjuicio de los efectos de la crisis de la pandemia, no es bajar los niveles salariales (los costes laborales son sólo el 8% de los costes totales de producción), sino asegurar una producción periodicidad tal que satisfaga el rendimiento económico de las inversiones muy significativas.

La ingente cantidad de capital necesaria para que la industria del automóvil compita en el escenario mundial (hoy basta pensar en el coche eléctrico) hace ineludible, además de las fusiones empresariales, cumplir con nuevas reglas que garanticen la intensidad y continuidad de las producción, es decir, la gobernabilidad de las fábricas.

La necesidad de más flexibilidad en el uso de plantas para poder competir efectivamente en los mercados y, sobre todo, tener certezas sobre la aplicabilidad y exigibilidad de los acuerdos firmados fueron las razones que impulsaron a Marchionne, a partir del acuerdo de Pomigliano, a buscar acuerdos sindicales compatible con un escenario de mercado y producción que se deterioraba rápidamente con el recrudecimiento de la crisis económica de 2010-2011, incluso a costa de romper definitivamente con una parte importante, si no mayoritaria, del sindicalismo italiano, la Fiom-Cgil.

Marchionne, cuya cultura empresarial se formó en las multinacionales estadounidenses y suizas, no puede adaptarse a una práctica sindical que rige desde hace décadas en Fiat: que los acuerdos son sistemáticamente ignorados o renegociados cuando las necesidades de la empresa exigen su aplicación.

Lograr el cumplimiento de los acuerdos sindicales es la principal criticidad con la que se encuentra Marchionne en un sistema de relaciones laborales en el que todo podía ser renegociado, incluso en presencia de reglas contractuales bien definidas, con comportamientos que en la práctica desconocían los acuerdos firmados, como con las huelgas declaradas por Fiom-Cgil en Mirafiori en 2008 contra los utilización de los sábados de horas extras gratuitas definidas por la recién renovada CCNL para los trabajadores metalúrgicos firmada por la propia Fiom-Cgil,

El desafío para los sindicatos llega cuando Marchionne apuesta por la competitividad del sistema industrial italiano trasladando, con una inversión de más de 700 millones de euros, la producción del Panda, el coche Fiat más vendido en Europa, de Polonia a Pomigliano, pidiendo en cambio mayor flexibilidad en el uso de las plantas y certeza y exigibilidad de los "acuerdos" que celebre el gremio mediante la firma de una "cláusula de responsabilidad", es decir, un régimen de sanciones en caso de incumplimiento de las normas acordadas.

La negociación sindical por Pomigliano durará del 30 de marzo al 15 de junio de 2010 y concluirá con un acuerdo separado firmado por los sindicatos reformistas Fim-Cisl y Uilm-Uil y con la oposición de Fiom-Cgil precisamente sobre la cláusula de responsabilidad, un acuerdo que la empresa pedirá someter a referéndum obrero para el próximo 22 de junio.

La consulta obtiene la victoria del "sí" al acuerdo por cerca del 64% de los trabajadores, pero el resultado, aunque relevante para una fábrica italiana, provoca una decepción en Marchionne que esperaba un aval plebiscitario similar al que había obtenido unas semanas antes, cuando los trabajadores de la estadounidense Chrysler aprobaron con una mayoría de más del 95% el acuerdo con el poderoso sindicato automotriz UAW sobre la reestructuración de las plantas con los consiguientes recortes en el costo del trabajo y la pensión y la atención médica.

De hecho, pocas horas después del anuncio oficial de los datos del referéndum, Fiat emitió un comunicado de prensa en el que afirmaba su voluntad de identificar e implementar, junto con los partidos sindicales que habían asumido la responsabilidad del acuerdo (a saber, Fim-Cisl y Uilm-Uil ), las condiciones de gobernanza necesarias para la implementación de proyectos futuros, reconociendo también la imposibilidad de encontrar el acuerdo de quienes, sin embargo, obstaculizaron el plan recurriendo a argumentos engañosos (con clara referencia a Fiom-Cgil) .

El plan de reparto de Panda en Pomigliano parecía haber saltado: pero Marchionne, como amante del juego de póquer, solo estaba subiendo la apuesta.

En realidad ni por un momento pensó en cambiar de plan por dos motivos: el primero fue que en una de las presentaciones de un nuevo auto en el Quirinale le había asegurado al Presidente de la República Giorgio Napolitano, uno de los pocos italianos políticos, quizás el único, que estimó, que encontraría una solución para la planta de Pomigliano y los trabajadores, el segundo es que ya tenía preparada la jugada de sus dos asesores de relaciones laborales para hacer exigibles los compromisos asumidos por el sindicato en un marco totalmente libre de trampas y asechanzas del sistema contractual confederal.

La solución para realizar la inversión de manera que se aseguraran todas las condiciones de gobierno de la planta fue la transformación de la planta de Pomigliano en un nuevo.co no es miembro de ninguna asociación empresarial y por lo tanto libre de la aplicación de acuerdos interconfederales sobre representación sindical y negociación nacional.

Para los trabajadores de Pomigliano que pasaron ope legis a new.co, el acuerdo separado del 15 de junio firmado por Fim-Cisl y Uilm-Uil se convirtió en su Convenio Colectivo de Trabajo y, sobre la base del art. 19 del Estatuto de los Trabajadores que obliga a las empresas a reconocer la representación sindical en la empresa y a garantizar una serie de derechos sindicales únicamente a favor de los sindicatos signatarios de convenios colectivos aplicados en la empresa, la representación sindical y los derechos fueron reconocidos solo a los sindicatos que firmaron el acuerdo en el nuevo.co con la exclusión de Fiom-Cgil, no signatario de dicho acuerdo.

Luego de cerca de un año de este esquema, siguiendo también los acuerdos de referéndum análogos de Mirafiori y Grugliasco, se extendió a todas las empresas del entonces Grupo Fiat, mientras tanto publicado por Confindustria y por Federmeccanica, con la consiguiente no aplicación del convenio interconfederal y de la CCNL de los trabajadores metalúrgicos, y la sustitución por el contrato de trabajo de Pomigliano revisado a nivel nacional en el Convenio Colectivo Específico de Trabajo aplicado a todos los trabajadores de Fiat, renovado en los años siguientes siempre y sólo con las primeras uniones signatarias y aún vigentes.

Revisión