comparte

Ferri: no te rindas con los eurobonos. La propuesta de F. Marchionne es problemática pero interesante

La idea de flexibilizar los eurobonos anclándolos a tres tramos diferentes de deuda pública (roja, verde y amarilla) en función del perfil de riesgo es difícil de implementar pero es teóricamente interesante y merece más estudio.

Ferri: no te rindas con los eurobonos. La propuesta de F. Marchionne es problemática pero interesante

El pasado 23 de agosto, un joven economista como Francesco Marchionne, de la Universidad Politécnica de Marches, presentó en FIRSTonline una interesante propuesta: la de "desempacar" las deudas públicas de los países europeos atacados con un mecanismo que, en sus intenciones, permitiría presiones especulativas. Simplificando, la idea consiste en aplicar el llamado mecanismo de "tranching" a los bonos soberanos de países europeos en crisis, que ya son la columna vertebral de las finanzas estructuradas construidas también sobre las hipotecas subprime.

Marchionne propone dividir los bonos en cuestión en tres tramos diferentes: el tramo verde incluiría la parte más "segura" de la deuda, es decir, con una alta probabilidad de ser honrada; en el extremo opuesto, el tramo rojo incluiría la parte más riesgosa de la deuda, con alta probabilidad de incumplimiento; en el medio estaría el tramo amarillo, con una probabilidad intermedia de incumplimiento. Estos tramos luego se transferirían al Fondo de Rescate. Según el proponente, el temor a perder reputación induciría a los otorgantes a hacer una distinción veraz entre los distintos tramos, sin pretender otorgar el rojo como si fuera amarillo o el amarillo como si fuera blanco.

En teoría, la propuesta tiene sus méritos: i) los inversionistas podrían elegir el perfil de riesgo-retorno deseado; ii) el riesgo de incumplimiento soberano se volvería más complejo, lo que permitiría una fijación de precios más correcta. Y esto sería muy importante porque empujaría a los mercados a no agrupar todo y, quizás, a desalentar los efectos de manada que pueden infligir penalizaciones desorbitadas en fases especulativas como la actual. Finalmente, el mecanismo permitiría a los países europeos virtuosos -que deben dar al Fondo rescatado las garantías que cuentan- tener una cuantificación ex ante más precisa de los costos incurridos.

En la práctica, sin embargo, la factibilidad de la propuesta podría ser difícil. En primer lugar, el mecanismo de reputación sólo es válido en partidas repetidas y el ataque que partió de Grecia y se propagó por contagio a los demás PIIGS, hasta llegar incluso a Francia, es un caso único -o Eurolandia se salva entera o se desmorona- y no una secuencia de ataques espaciados por años. En segundo lugar, para funcionar, el mecanismo requiere que se acepte el impago selectivo, pero el BCE ya ha expresado su clara negativa en el caso de Grecia. En tercer lugar, existe un problema de tiempo: la creación de estos productos de financiación estructurada requiere conocimientos, prácticas e infraestructuras jurídicas y empresariales hasta ahora aplicadas a riesgos privados y no a riesgos soberanos.

En mi opinión, los aspectos problemáticos, aunque relevantes, podrían ser superados, nuevamente, si existe voluntad política. Y las buenas propuestas pueden ayudar a mover el debate de las arenas movedizas a un terreno más sólido en el que construir consenso. Por tanto, conviene que se reflexione seriamente sobre la propuesta de Francesco Marchionne. A veces, las ideas hacen maravillas al mover rocas con palancas simples que ningún músculo podría levantar. Y, al fin y al cabo, hace dos mil años dijo "los que hieren a espada, a espada perecen" y ¿quién sabe si hoy en día un sistema financiero innovador no sea la solución para apaciguar la especulación financiera que amenaza con acabar con el euro?

Revisión