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Europa, no se equivoquen: la política económica alemana después del 22 de septiembre será la misma

DE CIRCOLO REF INVESTIGACIÓN - Es muy poco probable que el próximo gobierno alemán -sea cual sea el resultado de las elecciones del 22 de septiembre- pueda y quiera negar la estrategia de rigor y que tenga como objetivo reforzar precisamente aquellas economías que hoy presentan muchas ventajas oportunidades para los compradores alemanes.

Es opinión común –aunque sea una esperanza que no tiene fundamento– que tras las elecciones del próximo 22 de septiembre, el nuevo Gobierno alemán podría adoptar una actitud más comprensiva con las necesidades de los países débiles de la “periferia europea” ( incluida Italia); y por tanto más dispuestos a ayudarles, sobre todo indirectamente, con una política más expansiva en Alemania.

Quienes sostienen esta tesis no sólo no tienen pruebas, sino que han entendido poco de la estrategia reformista y de política económica que ha caracterizado a los sucesivos gobiernos alemanes de los últimos quince años.

Esperar que el próximo gobierno cambie repentinamente su estrategia, solo porque Alemania tiene un superávit significativo en sus cuentas externas y, por lo tanto, podría permitirse una política más expansiva (o keynesiana, como se dice) también es una no lógico. El superávit de la cuenta corriente alemana mide una acumulación equivalente de ahorro externo neto, cuya conveniencia también depende del uso al que se destine.

Pero vayamos en orden y consideremos los tres aspectos principales que caracterizan la política económica alemana.

  • La estrategia de Schröder

Una serie de reformas -poco populares en ese momento- caracterizan al gobierno socialdemócrata liderado por Gerhard Schröder. La reforma más conocida es la que flexibiliza el mercado laboral, hoy criticada porque sirvió para reducir los costes laborales, y por tanto para proteger la competitividad de la producción alemana incluso en sectores de menor valor añadido. Pero este no es el único aspecto estratégico que caracteriza los años 1998-2005. Es necesario reflexionar sobre cómo reaccionó entonces Alemania ante el desafío planteado por la globalización, acentuando conscientemente la complementariedad de su economía con la de China. Moderación salarial y mayores exportaciones por un lado; creciente inversión extranjera por otro lado.

Cuando la cancillería de Merkel (al comienzo de su primer gobierno) sube tres puntos el IVA, para favorecer las exportaciones, nadie en Europa protesta: los alemanes, que ya lo están haciendo mejor que el resto de países miembros, también se permiten hacer "devaluaciones competitivas". ”…

  • Corrección de errores en el Euro

Si bien la estrategia alemana hacia la economía global es clara y consistente en el tiempo, hacia la unión monetaria europea ha habido ambigüedades y se han cometido errores. Sin embargo, vale la pena enfatizar cómo se corrigieron estos errores, nuevamente en interés a largo plazo de la economía alemana y de su papel europeo.

El principal error -si queremos llamarlo así, en retrospectiva, porque en su momento nadie lo subrayó como tal- fue el de haber aceptado (más aún, financiado a través de sus grandes bancos) una creciente divergencia real (en términos de competitividad y déficit público) entre la economía alemana y la de los países del sur de la Eurozona.

Cuando estalló la crisis en Grecia en 2009, seguida por los demás países débiles de la Eurozona, el gobierno de Angela Merkel descubrió de repente lo que debería haber sabido bien, a saber, que cuando hay una crisis de deuda excesiva, los problemas del deudor también tienden a convertirse en problemas del prestamista. Pero la reacción es una vez más del interés de Europa, siempre que también sea del interés de Alemania. La canciller Merkel se compromete a ayudar a los países más débiles, evitando siempre los riesgos políticos y los costes de un acercamiento bilateral. Consigue la participación del Fondo Monetario; apoya el compromiso del BCE (aislando a los "halcones" del Bundesbank, que dimiten uno tras otro); participa en todos los planes de rescate (que, sin embargo, son europeos y nunca solo alemanes). Lo que obtiene es un doble beneficio político y económico: Alemania siempre ayuda a los que se arrepienten de los pecados cometidos y promete no hacer más…; y mientras tanto compre el tiempo necesario para asegurar sus bancos. ¡Las “deudas morosas” que estaban en los activos de los bancos alemanes se han “europeizado” (exactamente como sugirieron varios académicos…) en la medida en que han pasado a los activos del BCE!

  • Crece la "propiedad alemana" de Europa

Una vez corregido el marco original -sólo-financiero- del euro, y revaluado su papel como instrumento de integración, el enfoque alemán hacia Europa adquiere una dirección industrial predominante. Es la estrategia seguida explícitamente en los últimos años, y no se puede prever que vaya a cambiar pronto. El creciente superávit por cuenta corriente, equivalente al saldo financiero de la economía alemana, puede financiar nuevas inversiones en otros lugares, lo que aumenta la capacidad de producción, pero también puede servir para adquirir la capacidad de producción existente, que es complementaria de lo que ya caracteriza a la industria alemana.

La crisis -primero financiera, luego económica y finalmente industrial- de los países de la periferia europea presenta numerosas oportunidades de adquisición para las empresas alemanas interesadas en reafirmar su papel como Placa del Motor Industria europea ahora absorbida por Alemania.

Es muy poco probable que el próximo Gobierno alemán -cualquiera que sea el resultado de las elecciones del 22 de septiembre- pueda y vaya a negar esta estrategia, adoptando una más "miope" (desde el punto de vista alemán) que tiene como objetivo reforzar precisamente esas economías que hoy presentan tantas oportunidades ventajosas para los compradores alemanes.

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