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Foro Oriente 2013: “Más Europa frente a la crisis”

Prodi, Amato, Bonino, Verhofstadt, Squinzi, Marcegaglia a favor de fortalecer la UE pero reconociendo que se han cometido errores en el proceso de integración que deben corregirse – En el otro frente, el combativo presidente checo Vaclav Klaus

¿Más Europa o menos Europa? ¿Cuál es la mejor receta para salir de la crisis? Una crisis que sigue afectando a los 28 estados miembros de la UE en una medida más aguda que en otros países del mundo avanzado y “emergente”; y, entre ellos, más particularmente los que han adoptado el euro (por lo tanto, sin excluir, en cierta medida, ni siquiera a Alemania).

Desde hace cinco años, desde que se destapó la olla de Lehman Brothers y se esparció su contenido tóxico por todo el planeta, líderes gubernamentales, legisladores, banqueros, economistas, ahorristas han estado tratando de dar respuesta a esta pregunta. Evidentemente en Europa, donde se ha tomado el camino obligado (ciertamente, pero no decisivo) del rigor financiero. Los efectos positivos de los cuales (esencialmente, el reequilibrio de los presupuestos estatales) han sido superados progresivamente por los negativos (recesión, desempleo, dificultades sociales).

Así pues, para salir de la crisis es más productivo intensificar el proceso de integración europea iniciado hace más de medio siglo o, teniendo en cuenta el fuerte descenso de la confianza de los ciudadanos en una Europa unida, es mejor frenar reducir este proceso o incluso invertir la dirección de marcha? En torno a esta no irrelevante cuestión se ha desarrollado, en el Sala de la Protomoteca en Campidoglio en Roma, Foro Este 2013, una conferencia organizada por el centro de estudios homónimo con la colaboración del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, el patrocinio de UniCredit y el patrocinio de Roma Capitale y la Representación en Italia de la Comisión Europea.

Cinco horas de apasionado debate durante las que ni los europeístas más convencidos, aunque defendiendo la necesidad de avanzar, se salvaron de criticar las formas en que se ha logrado hasta ahora la coja integración europea. Sin embargo, es innegable que debe corregirse y equilibrarse, como subrayan, aunque con acentos diferentes, Giuliano Amato, Romano Prodi, Guy Verhofstadt, Giorgio Squinzi, Emma Marcegaglia, el presidente de UniCredit Giuseppe Vita y el director gerente Federico Ghizzoni, aunque con acentos diferentes. Ministra Emma Bonino.

En el otro frente, el de los euroescépticos, aislados pero no menos combativos de lo que se ha mostrado en otras tantas ocasiones, vaclav klaus, durante dos mandatos presidente de la República Checa, acérrimo opositor del Tratado de Lisboa. Sostuvo que la integración europea no puede crecer más porque “la convergencia monetaria y el consecuente nacimiento del euro fueron un error, los beneficios prometidos no se materializaron, por lo que es necesario cambiar los acuerdos europeos; cuanto antes mejor". Conclusión: "Menos Europa".

Contradictorio con Klaus, un euroentusiasta igualmente combativo: Guy Verhofstadt, desde 2009 presidente del Alde, el grupo parlamentario de los demócratas liberales en Estrasburgo. “Tenemos que mirar hacia el mañana, digamos dentro de unos veinte años, cuando –dice– el mundo estará dominado por imperios. Y los líderes de Estados Unidos, China, Rusia, India se sentarán en la mesa del G-8. México, Indonesia, Brasil y Sudáfrica: no estados-nación, sino continentes”. Con la Unión Europea fuera, y también los actuales estados nación.

El ex primer ministro belga reconoce que “Klaus tiene razón: el sistema no funciona. Y fue un grave error haber iniciado el proceso de integración europea con la moneda única, que en cambio debería haber llegado a su fin. Además, la unión monetaria no puede funcionar si no se crea la unión fiscal y luego la unión política. Y en ese marco, la unión bancaria es indispensable ya que financia la economía”. Entonces, a pesar de las críticas, Verhofstadt vota por "más Europa".

También un europeísta desde hace mucho tiempo ("La idea de Europa existe desde hace dos mil años. Tenemos la ciudadanía europea dentro, una expresión de una comunidad de culturas y valores compartidos"), Julián Amato reconoce que "ha habido errores organizativos en torno a la moneda única, por eso la crisis es más aguda en la Eurozona". Luego se queja del hecho de que "no se han establecido instrumentos anticíclicos para contrarrestar los eventos cíclicos". Define el papel del Consejo Europeo como "excesivo" lo que, a su juicio, paraliza el proceso de toma de decisiones en la UE. Subrayó que "no hay mercado único fuera de Europa sin un sistema bancario único". Y, provocativamente, pregunta: "¿Pero quién dijo que tenemos que vivir en recesión?". En conclusión, para Giuliano Amato necesitamos "más Europa", pero una Europa más delgada y alejada del actual sistema de "democracia parlamentaria".

Aún más crítico con los actuales mecanismos y políticas de la UE es Romano Prodi. “La crisis que atraviesa Europa -dice- es gravísima, pero no se ha dado la señal de alarma y no la afrontamos con acciones de política económica. Estamos divididos en todo y corremos el riesgo de que el sistema se rompa. También estamos inseguros, en el tema de la integración, si avanzar o retroceder”. Sin embargo, el pesimismo de Prodi se atempera con una propuesta. “A una Alemania que, a la espera de elecciones nacionales, mantiene bloqueada a toda Europa –argumenta el expresidente de la Comisión Europea– debería oponerse una alternativa creíble. No de un solo Estado miembro, que saldría destrozado en un enfrentamiento a dos bandas, sino de un grupo de países. Que propongan una alternativa política creíble formada por Italia, Francia y España, con la probable incorporación de otros socios del sur de Europa, capaz de presentar una plataforma de crecimiento económico que no sea falsa”.

En cuanto al presidente de Confindustria giorgio squinzi, que se declara europeísta, sus críticas a la actual gestión del proceso de integración europea son muy duras. “Se han aplicado recetas equivocadas -dice- que han hecho colapsar la demanda interna. Así se confirmaba la tesis según la cual la austeridad mata la economía”. ¿Entonces que hacer? “Necesitamos un punto de inflexión –dice– que vuelva a poner la industria en el centro, un nuevo rumbo que se centre en la economía real; los servicios financieros no son el eje principal del crecimiento”. Y también es necesario “reforzar la gobernanza económica y estabilizar la ratio deuda/PIB (pero no su reducción por el momento)”.

emma marcegaglia, nueva presidenta de la Asociación de Industriales Europeos, no parece compartir la opinión de su sucesor en viale dell'Astronomia sobre el conflicto austeridad-crecimiento. “Si vamos por ese camino, corremos el riesgo de lastimarnos”, dice. Y agrega que, “si el Estado liquidara sus deudas con las empresas, implementaría un paquete financiero de dimensiones sin precedentes, que tendría un impacto extraordinario en la reactivación de la economía”.

Ni siquiera Emma Bonino, federalista desde hace mucho tiempo, está satisfecho con el statu quo en el campo de la integración. “No es adecuado. Y, no queriendo volver atrás, la única alternativa -sostiene- es ir hacia adelante, por tanto más Europa. Sin embargo, necesitamos tener una visión del punto de llegada, y ahora necesitamos un valiente paso adelante hacia una integración europea más fuerte. Estoy pensando en un federalismo ligero, adecuado a la situación europea, al que se le puedan confiar un número limitado de políticas: exterior, económica y financiera, defensa y muy pocas otras”.  

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