La exposición, titulada De Hayez a Boldini. Almas y rostros de la pintura italiana del siglo XIX, comisariada por Davide Dotti, organizada por la Asociación Amigos del Palacio Martinengo en colaboración con la Provincia de Brescia, relatará la extraordinaria temporada que vivió Italia durante el siglo XIX, ilustrando las corrientes y movimientos pictóricos que floreció allí, haciendo del panorama creativo nacional uno de los más dinámicos de Europa.
El itinerario expositivo se abrirá con Cupido y Psique, obra maestra de Antonio Canova, que encarna los cánones de la estética neoclásica. Alrededor de la escultura girarán algunos de los lienzos más representativos de autores neoclásicos, como Andrea Appiani, el pintor favorito de Napoleón, capaz de evocar la gracia sublime de Rafael.
A continuación, la sección dedicada al romanticismo tendrá a Francesco Hayez como protagonista absoluto de la que se presentará Maria Stuarda sal al cadalso, una obra maestra de tres metros por dos, que llega de forma excepcional a Brescia. Junto a otras obras de Hayez se expondrán pinturas de los principales autores románticos como Piccio, cuya pintura anticipó los resultados de los maestros de la Scapigliatura a los que estará dedicada la tercera sala, donde destacarán los lienzos de Tranquillo Cremona.
Mientras los Scapigliati se establecían en Milán, en Florencia, en los mismos años, se abrió paso un grupo de artistas jóvenes y agresivos que, para reaccionar a la cansada pintura enseñada en las academias, dieron vida al movimiento Macchiaioli dirigido por Giovanni Fattori, Silvestro Lega y Telemaco Signorini, presentes aquí con algunas de sus obras más famosas.
Continuando el recorrido, el visitante será seducido primero por las pinturas con temas orientalistas, y luego por las conmovedoras escenas de la vida cotidiana inmortalizadas por Induno, Ciardi, Favretto, Palizzi, Irolli, Milesi y por Angelo Inganni de Brescia, aquí presente con varias obras, incluidas dos espléndidas vistas de la Piazza della Loggia.
Actualizados en las novedades del impresionismo francés, los divisionistas desarrollaron en cambio una innovadora técnica pictórica caracterizada por entrelazamientos de pinceladas cortas llenas de color, que encuentra su máxima expresión en los lienzos llenos de significados simbólicos de Segantini, Pellizza da Volpedo y Morbelli.
La exposición se cierra con la evocación del clima cultural parisino de la Belle Époque, donde vivieron y trabajaron maestros como Zandomeneghi, De Nittis y Boldini. De este último, brillante precursor de la modernidad del siglo XX, se exhibirán los sensuales retratos en los que exaltaba la belleza femenina, revelando su alma más misteriosa.
