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Cómo hacer frente a la crisis energética: tecnología e innovación para defenderse de las facturas de luz y gas más altas

La crisis energética y los aumentos en las facturas colocan a los gobiernos frente a opciones complejas. La tecnología y la eficiencia pueden ser una ayuda válida a corto plazo

Cómo hacer frente a la crisis energética: tecnología e innovación para defenderse de las facturas de luz y gas más altas

La crisis de energía se vuelve cada vez más impactante, no solo causando un aumento en el precios de la electricidad y el gas para los usuarios y operadores del mercado, pero también ha cambiado el paradigma de los servicios ofrecidos por los propios operadores, quienes están llamados a responder a la crisis ofreciendo a particulares y empresas soluciones que puedan mitigar su impacto. Así que la diversificación, la tecnología y ahorro de energía se convirtieron en los principales objetivos de la industria durante las próximas temporadas. Pero si a largo plazo la respuesta está en la sostenibilidad y diversificación de las fuentes de suministro, en el corto plazo ¿qué medidas pueden adoptar empresas y ciudadanos para mitigar el impacto de la crisis? 

Crisis energética: causas y consecuencias

El ascenso de la precios de la energía fue bastante lineal: primero con la recuperación de los países asiáticos en abril de 2021, luego con la recuperación general de los mercados en los meses siguientes. Finalmente, el estallido del conflicto en Ucrania dio el golpe de gracia, disparando los precios de la energía, volviendo a infligir una situación ya grave. Por tanto, además del aumento de los costes, los países europeos también se enfrentan hoy en día a un grave problema de suministro lo que necesariamente se refleja en los niveles de precio de la luz y el gas. Ante este escenario, el mercado no tiene más remedio que tomar contramedidas, y ante tan fuertes vaivenes, los operadores han optado por reorientar sus ofertas de precios fijos a precios indexadosi, calculado a partir del Precio Único Nacional más un diferencial. Además, hoy en día los usuarios finales pagan mucho más por la materia prima pura: si antes de la crisis energética el precio final suponía en torno al 45% del coste de la materia prima, ahora su el peso del billete es 80%. Esto significa que la conciencia de los usuarios finales que hoy compran energía también ha cambiado.

¿Cómo afrontar la crisis energética a corto plazo? 

Una de las respuestas está en las tecnologías de eficiencia energética para empresas y particulares. Las nuevas tecnologías de eficiencia pueden ayudarnos a evitar el riesgo de paradas de producción, mejorar la conservación de energía y el transporte, tener un control total sobre el consumo y limitar las ineficiencias de las unidades individuales.

Gracias a la aplicación de la inteligencia artificial, por ejemplo, podemos hacer más eficiente el trabajo de alguna maquinaria industrial, reduciendo su coste energético y también los costes de mantenimiento, ya que tener maquinaria más eficiente significa tener maquinaria que dure más. Soluciones similares, que estamos adoptando y proponiendo con Optima, y ​​que ya obtienen una respuesta positiva del mercado, se implementan tanto para particulares como para empresas, con hardware que identifica y clasifica el consumo doméstico y sugiere la sustitución de electrodomésticos ineficientes. 

Las tecnologías de optimización de consumo pueden desempeñar un papel clave en el partido energético nacional. No es casualidad que estos dispositivos muchas veces estén respaldados por los incentivos a la industria 4.0 que brinda el Gobierno, lo que permite a los emprendedores contar con soluciones rápidas y efectivas al menor costo posible. 

Cómo afrontar la crisis a largo plazo

A la larga, Europa aspira a diversificación no sólo de proveedores, pero también y sobre todo de fuentes de energia: la seguridad de suministro depende mucho de cómo seremos capaces de remodular el mix energético del país en los próximos años. Hasta la fecha, más del 80 % de nuestra energía proviene de fuentes fósiles, es decir, gas y carbón, mientras que menos del 20 % proviene de fuentes renovables. Las posibilidades en este frente son mucho más amplias, pero tendremos que esperar algunas temporadas más para obtener el mix energético adecuado. Para ello es necesario poner las inversiones sobre el terreno transición ecológica, previsto en el PNRR, para hacer nuestro país más independiente, y por tanto seguro, desde el punto de vista energético y más sostenible desde el punto de vista ambiental.

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