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Cine, Cyrano también conquista al público en los cines

“Cyrano mon amour”, una película del joven director francés Alexis Michalik inspirada en la obra de teatro de Edmond Rostand, sumerge al espectador en la atmósfera eufórica de la Belle Epoque: la película emociona y entretiene, aunque con demasiada licencia poética – TRAILER.

Cine, Cyrano también conquista al público en los cines

Una película desenfadada y entretenida que narra, de forma muy ficticia, la génesis del mayor éxito teatral de Francia, escrita a finales del siglo XIX por un poco más que desconocido marsellés de 29 años y desde entonces interpretada 20.000 veces en los cines de todo el mundo. Cyrano mon amour ("Edmond" es el título original), una película del joven director transalpino Alexis Michalik inspirada en la comedia teatral Cyrano de Bergerac, replica exactamente lo que en su momento se le pidió a Edmond Rostand: hacer reír, en un momento en que el público francés lo pedía y lo conseguía de aclamados rivales Eugene Labiche y Georges Feydeau. Y hazlo en verso y no en prosa, ya que el autor por su propia admisión es capaz de escribir solo en forma poética y, además, hasta ese momento solo había escrito tragedias redundantes.

La película ilumina, pues, un tótem de la cultura francesa, como el Cyrano de Rostand iluminaba el teatro francés de la época, asombrando al público parisino en el invierno de 1897: si el miedo del autor era el de otro fiasco, el de una obra demasiado larga y pesados ​​como los que había escrito en el pasado, el éxito ha sido en cambio rotundo desde el estreno en el Théâtre de la Porte Saint-Martin, un teatro que aún existe, en el X arrondissement de la capital francesa. La pieza hace reír, así como la película, deliberadamente chispeante, que sumerge al espectador en el clima eufórico y creativo de la Belle Epoque, pero sin exagerar con referencias intelectuales y citas. La primera parte es la más romántica, donde aflora todo el talento y la sensibilidad artística y humana del autor, mientras que la segunda es más dinámica y al final casi desemboca en una comedia moderna.

Para disfrutar de las rimas y sonidos refinados del idioma francés, la película debe verse en versión original si es posible, también para comprender los cánones comunicativos de la época, cuando el idioma era aún más barroco y pomposo que el que usan los franceses hoy. (toda' era se usaba el "voi", que es equivalente a nuestro "lei", incluso entre amigos y parientes) y qué Rostand supo adaptarse a una ópera a la vez romántica y cómica. Sin embargo, ha habido algunas críticas por la excesiva reinterpretación personal del director, que parece haberse inspirado en la película Shakespeare in Love, partiendo de la idea de que Rostand concibió a Cyrano inspirándose en situaciones de la vida real y personajes conocidos.

Algunos críticos franceses reprocharon al director demasiadas inconsistencias: Rostand no escribió Cyrano en tres semanas; la esposa no sólo era un ama de casa celosa de su marido, sino también una consumada poetisa y dramaturga (este aspecto se acaba de mencionar); El Bolero de Ravel, que resuena en la secuencia en la que los humoristas deciden no respetar la ley subiendo de todos modos al escenario, fue compuesto muchos años después, aunque el fondo musical en este caso puede considerarse una elección cinematográfica y no es interpretado por el actores en escena. Así que no es una película para cinéfilos expertos, pero no siempre es la verdad histórica lo que cuenta: al final, la película funciona porque ganan la licencia poética, la diversión y los sentimientos.

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