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China-UE: ¿nuevo pacto de desarrollo o tregua ante las sanciones de EE.UU.?

China-UE: ¿nace un nuevo pacto de desarrollo o es solo una tregua ante las sanciones de EE.UU.? 

El análisis ISPI subraya la ambivalencia de la relación entre los dos actores. Por un lado, la última cumbre representa un paso adelante en la colaboración en materia de seguridad, comercio e infraestructura y medio ambiente. Por otro lado, Pekín parece querer proponerse como un modelo de desarrollo alternativo para los países de Europa Central y del Este. 

China-UE: ¿nuevo pacto de desarrollo o tregua ante las sanciones de EE.UU.?

 

Según lo informado por elISPI, Instituto de Estudios Políticos Internacionales, la vigésima cumbre entre la Unión Europea y China, que finalizó el 16 de julio en Pekín, debe situarse en el contexto de los demás acontecimientos que tuvieron lugar durante el verano y que pusieron de manifiesto el cambio de rumbo de las relaciones internacionales: por un lado, la las relaciones entre la Unión Europea y EE. UU., por otro, las relaciones entre la UE y el Este de Asia. Y pese al acuerdo cerrado a finales de julio entre Trump y Juncker, no hay que esconderse del actual escenario de tensión entre los mercados europeo y estadounidense ante las amenazas de aranceles al comercio entre ambos lados del Atlántico. Incluso la cumbre de la OTAN del mismo período reafirmó la distancia entre los dos actores político-económicos, con el aumento de la acusación del presidente Trump contra los aliados de haber explotado hasta ahora los recursos estadounidenses, sin estar dispuestos a su vez a gastar las cuotas necesarias al Atlántico. Alianza. Paralelamente a este progresivo deterioro de las relaciones, en el mismo mes la UE rubricó dos importantes acuerdos con Japón: uno de carácter económico (Acuerdo de Asociación Económica) y uno de carácter geopolítico (Acuerdo de Asociación Estratégica), al tiempo que negocia nuevos márgenes para la mejora de las relaciones comerciales y económicas con China. 

Sin embargo, las relaciones de los miembros de la UE con Pekín no son idílicas. En este sentido, ISPI subraya la ambivalencia de las relaciones bilaterales alimentadas por la cumbre 16+1 (en la que participan los 16 países de Europa central y oriental y China), celebrada en el mismo período, que parece socavar la cohesión económica y política de la UE , con China aparentemente dispuesta a proponerse como un modelo alternativo de desarrollo para los países de la región. A pesar de estas premisas, la vigésima cumbre UE-China se caracterizó por la especial cercanía entre China y la UE. He aquí, pues, los tres temas que merecen especial atención, ya que reflejan las relaciones presentes y futuras en la base de la Agenda Estratégica de Cooperación UE-China 2020 firmado en 2013: seguridad, comercio e infraestructura, medio ambiente. 

En cuanto al tema de la seguridad, la UE subrayó la importancia de la colaboración para resolver cuestiones, como la no proliferación, que podrían desestabilizar el sistema actual. Ambos actores también expresaron su voluntad de preservar el acuerdo nuclear iraní, el llamado Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), demostrando que tienen una agenda común contra EE.UU. Esto pone de relieve un cambio progresivo en los equilibrios internacionales, con Bruselas pareciendo orientarse progresivamente hacia el este en la posibilidad de asumir un papel cada vez más central en la resolución de las tensiones regionales, desde Oriente Medio hasta Corea del Norte. Al mismo tiempo, siempre en el ámbito de la seguridad, China y la UE han mostrado su voluntad de lograr una mayor colaboración en materia de ciberpiratería y piratería marítima. En el primer caso, la UE subrayó la relevancia y los resultados alcanzados por el Cyber ​​​​Taskforce UE-China. Sobre el segundo punto, el problema de la piratería, la UE parece estar dispuesta a reforzar la cooperación con China para llevar a cabo operaciones de socorro y mantenimiento de la paz en zonas de riesgo. 

En el aspecto comercial, el evento fue importante por al menos dos razones: primero, Bruselas está tratando de aumentar el comercio con China, especialmente después de la imposición de aranceles por parte del presidente Trump, mientras que, al mismo tiempo, la UE está tratando de regular sus relaciones comerciales. relación con Pekín, para impulsar una mayor apertura económica, que también podría traducirse en un mayor respeto por las normas de la OMC y una mayor protección de la propiedad intelectual y del saber hacer europeo. En ese sentido, la búsqueda de una mayor regulación de las relaciones bilaterales sirve a ambos actores para subrayar la importancia del multilateralismo y de las instituciones que regulan el comercio mundial, frente a las acciones proteccionistas y unilaterales de la actual agenda americana. En este sentido, el fortalecimiento de las relaciones comerciales entre Pekín y Bruselas tendría importantes repercusiones en el proyecto de infraestructura de las Nuevas Rutas de la Seda (Belt and Road Initiative, BRI). De hecho, la UE desea promover su plan de inversión de tal manera que refuerce la conectividad de hardware y software entre Bruselas y Beijing en varios niveles de infraestructura: véase en este sentido los sectores marítimo, aéreo, terrestre, energético y digital. La cercanía de los dos actores se ejemplifica aún más por el deseo de implementar el Plan de acción a corto plazo de la plataforma de conectividad UE-China, cuya tarea es fortalecer la conexión de infraestructura entre China y la Unión Europea.     

Finalmente, aquí está el medio ambiente: durante la cumbre de julio se reafirmó la voluntad de implementar los Acuerdos de París sobre el clima, firmados en 2015, a través de sucesivos acuerdos bilaterales entre Bruselas y Pekín. También en este caso, la cumbre UE-China contrasta abiertamente con las opciones de la política exterior estadounidense, que llevaron a los EE. UU. a abandonar los acuerdos de París. El documento conjunto de la cumbre destacó la voluntad de implementar la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y de seguir desarrollando las relaciones multilaterales para la protección del medio ambiente. 

Por lo tanto, la cumbre destaca la voluntad de la UE de explorar nuevas direcciones diplomáticas y económicas, también como consecuencia del cambio de rumbo estadounidense y la consecuencias comerciales, económicas y geopolíticas que trae consigo. Al mismo tiempo, según los analistas, no debe subestimarse el hecho de que China está tratando de insertarse en las fricciones que se han desarrollado dentro del escenario político europeo para aumentar su influencia dentro de la región, en particular con los países de Centroamérica. y Oriental, proponiéndose como una potencial alternativa de desarrollo al modelo europeo común. Con todos los riesgos que se puedan presentar a nivel político y económico para futuros escenarios de integración. 

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