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¿Quién financiará la recuperación económica cuando llegue? Los bancos no son suficientes

Los bancos no tienen los 4 billones de euros para financiar la recuperación a niveles precrisis pero los minibonos y las titulizaciones también tienen sus límites – Es importante el despacho de aduana de buenos ABS por parte del BCE – Pero si no se resuelve el problema de liquidez, es inútil pensar en la titulización y el mercado como alternativas al crédito bancario.

¿Quién financiará la recuperación económica cuando llegue? Los bancos no son suficientes

ASPECTOS MACROECONÓMICOS
Menos mal que el caballo no bebe porque NO hay agua

El caballo NO bebe y por tanto se ha desviado la atención del problema de los recursos financieros necesarios para financiar la economía. Los bancos, volviendo de un considerable esfuerzo por ajustar su capital al tamaño actual de sus activos (incluso reduciendo los propios activos) se declaran dispuestos a financiar a las empresas si así lo solicitan.

Si el caballo vuelve a beber, como parecía el invierno pasado, los recursos financieros necesarios serían enormes. 

Se ha estimado que solo para devolver la cantidad de financiación a los niveles anteriores a la crisis, se necesitarían alrededor de 2 billones de euros. Si entonces pensamos que la economía seguirá creciendo, se necesitarán otros 5 en 1.500 años, a los que habrá que sumar unos 600 millones que los bancos deberán mantener esterilizados para cumplir con los nuevos ratios de liquidez.

Se trata de un total de más de 4000 millones que el sistema bancario europeo no podrá aportar porque ahora se encuentra bloqueado por falta de capital (las ampliaciones de capital que se acaban de realizar sólo son suficientes para restablecer una correcta relación con préstamos existentes y la generación de beneficios (ciertamente no es tal como para aumentar el capital internamente) en la medida necesaria.

Por tanto, es natural que los responsables de la economía europea, las autoridades monetarias y el mundo académico crean que tienen que encontrar los recursos necesarios (esperamos que en un futuro próximo) fuera del sistema bancario y, por tanto, en el mercado de capitales, favoreciéndolos en todos los sentidos acceso directo por parte de las empresas.

De ahí el florecimiento de proyectos y facilidades para incentivar: la emisión de minibonos, la cotización de valores de renta variable, renta fija o híbridos y, más recientemente, facilidades para los procesos de titulización de préstamos/préstamos para generar nuevos valores a partir de ofrecer al mercado técnicas que en Estados Unidos han hecho posible financiar la economía por un monto superior al provisto por los bancos.

ASPECTOS DE LA TECNOLOGÍA FINANCIERA
¿Cuándo llegará la recuperación, podremos financiarla?

El uso a gran escala del sistema de titulización (y por lo tanto de la emisión de grandes cantidades de ABS) hasta ahora ha causado una gran perplejidad entre los operadores y reguladores porque trae consigo la VERGÜENZA (estigma) de la reciente crisis financiera. Los operadores ya no confían en invertir en ABS porque las Agencias de Calificación a las que realmente delegaron el análisis de riesgo durante la crisis demostraron ser poco fiables, los reguladores porque están convencidos de que las técnicas de estructuración, en lugar de diluir el riesgo, lo vuelven opaco, invaluable e incontrolable y, por lo tanto, inmanejable en términos de estabilidad.

Es decir, durante 4/5 años existía el riesgo de tirar al bebé con el agua de la bañera. Mientras tanto, sin embargo, se ha producido un despertar de la curiosidad (en 2009, el FSB dictó una línea de investigación sobre el Shadow banking; en 2010, la Fed de Nueva York publicó el primer documento que contiene la descripción técnica, institucional y cuantitativa del Shadow Banking; IOSCO publicó directrices sobre transparencia ABS en 2012, IstEin – Istituto Einaudi organizó una conferencia en Roma para destacar los extraordinarios resultados cuantitativos del Shadow Banking y las intervenciones de la Fed para evitar su colapso; en 2013, un grupo de grandes bancos europeos (PCS) sugirió identificar buenos ABS (llamado QUALIFYING) para ser colocados en los mercados; más recientemente (diciembre de 2013) el BoE más inescrupuloso publicó un importante documento sobre el tema y el pasado mes de mayo el BoE y el BCE pusieron en discusión pública un excelente, detallado y preciso documento conjunto.

Por último, el 4 de septiembre, el presidente Draghi anunció formalmente que, a partir del próximo mes de octubre, el BCE pondrá en marcha un programa para la compra de ABS "buenos" (que define como "simples y transparentes").

La decisión puede tener un significado histórico: el BCE no solo legitima y por tanto "compensa" un instrumento, sino que lo hace invirtiendo directamente en él y afirmando que es un medio útil no solo para financiar empresas sino sobre todo para intervenir en los balances bancarios y canales de transmisión de la política monetaria.

Es una gran noticia: quizás la separación, que se remonta a la crisis de los años 30, del mercado financiero en dos grandes segmentos incomunicados (crédito y valores), supervisados ​​de diferente manera y por diferentes autoridades, una noble y virtuosa, la otra otros aventureros y poco confiables, tienden a cerrarse y las barreras a caer.

Pero el problema de recuperación de recursos sigue abierto:

– La regulación penaliza la titulización y prácticamente impide la retitulización.

– Para muchos bancos, "asignar" un crédito se considera como "asignar" un cliente y una operación de titulización se considera costosa y exigente en términos organizativos.

– Para los inversionistas institucionales, los ABS contienen riesgos que son difíciles de comprender y, por lo tanto, NO vale la pena analizarlos como parte de un proceso normal de selección de inversiones alternativas.

– Para las autoridades de protección al ahorrista, los valores estructurados son la manifestación de una financiación perversa, orientada sólo a saquear a los ahorristas.

– Para la opinión pública, incluso (o sobre todo) en sus componentes más cultos, las finanzas estructuradas son la manifestación del mal mismo.

Queda claro, por tanto, que la intervención institucional del BCE, ilustrada por la ya carismática figura de su gobernador, debe ser acogida como un punto de inflexión y como el posible comienzo de un nuevo proceso regulatorio que quiere tener en cuenta los riesgos inherentes a la productos financieros (y en este camino comenzó como lo demuestra la aceptación por parte de la institución de la existencia de ABS "simples y transparentes" o "calificadores" y, por lo tanto, "buenos") pero también de las características funcionales de los mercados de bonos que son guiados por operadores interesados en grandes flujos predecibles de valores (ver bonos del gobierno) y no se comprometen a tratar con emisiones de pequeña cantidad, emisor desconocido (o poco conocido) de imposible previsibilidad en cuanto a la originalidad de las características e imposible de predecir en cuanto a la continuidad y repetición de emisiones

Todavía no se ha hecho nada en este camino pero, si no se resuelve el problema de liquidez, de nada sirve pensar en las titulizaciones y el mercado como alternativas al crédito bancario. El problema macroeconómico de financiar la recuperación económica habrá que abordarlo en este caso por una tercera vía (el documento del Instituto Einaudi – IstEin propone ofrecer la primera propuesta, se publicará en el número 9 de “Bancaria”).

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