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Champions: Real Madrid-Nápoles, noche mágica en el Bernabéu

Cita histórica para el Napoli que juega esta noche la Champions League en el mítico estadio de Madrid donde Italia se proclamó campeona del mundo en 82 - Para Sarri es un debut absoluto: "Mi equipo tendrá descaro para atacar" - En la grada Maradona junto a 20 napolitanos

Champions: Real Madrid-Nápoles, noche mágica en el Bernabéu

La gran noche ha llegado. Luego de una larga espera, Napoli está listo para vivir uno de los partidos más importantes de su historia y no solo de la reciente. Ya se había llegado a los octavos de final de la Champions hace unos años con Mazzarri, pero el Real Madrid, con todo respeto al Chelsea, es otra cosa. Casi se podría hablar de una primera vez en el Bernabéu, porque en el único partido oficial anterior entre ambos equipos (16 de septiembre de 1987) eso sí, el partido se disputó en el estadio de Chamartín pero a puerta cerrada.

Esta noche, sin embargo, estará la afición, y cómo si la habrá: muchos blancos, sí, pero también un ejército de azzurros (unos 20, muchos de los cuales, sin embargo, sin entradas) que prometen hacerse oír como si estuvieran jugando en el San Paolo. La guarnición es de altísima calidad, pero ahora le tocará el turno al campo y ahí entenderemos si Napoli realmente podrá intentarlo de verdad.

“Es un desafío casi imposible contra los más fuertes del mundo – explicó Sarri en la rueda de prensa. – Pero creo que mi equipo tendrá el descaro de atacar y hacer su juego, estoy dispuesto a aceptar cualquier resultado pero no una actuación temible de mis muchachos. No tenemos otra opción, tener una carrera diferente sería contraproducente".

El entrenador hinchó el pecho en una especie de all-in: si le sale mal, de hecho, sus declaraciones podrían volverle como un boomerang. Pero el deseo de gritar sus ambiciones al mundo fue más fuerte que el perfil bajo, una actitud que, si los jugadores la repiten en el campo, realmente podría derribar las jerarquías.

Por otro lado, incluso el mundo madrileño, que siempre ha sido un poco esnob con sus rivales (el himno del club dice "Hala Madrid y nada más", "sólo el Madrid y nada más"), empieza a mirar con recelo a este equipo, por lo que poco italiano en la forma de jugar, mucho más entregado al fútbol vertical y ofensivo que a la gestión de partidos.

“El juego de Sarri es muy bueno, lo está haciendo muy bien – comentó Zidane. – Estamos listos pero también sabemos que habrá sufrimiento, ellos son muy técnicos y rápidos, espero un partido complicado. Temo a sus delanteros, no a Maradona en la grada".

Sí, porque la presencia del Pibe de oro, volado a la capital española para empujar al Napoli hacia una hazaña que sería histórica, casi tanto como los dos campeonatos ganados por él, se sumó para enriquecer este desafío, ya lleno de ideas. . Diego, próximo a convertirse en el embajador del club en el mundo, se sentará junto a De Laurentiis e intentará transmitir toda su grandeza a los 'herederos' de la camiseta azul.

Sin embargo, no podrá salir al césped, por lo que Sarri deberá apoyarse en el habitual 4-3-3 para intentar la hazaña. Básicamente hay dos dudas y atañen al mediocampo, donde Zielinski, Diawara, Allan y Jorginho juegan dos camisetas. Elegir los dos primeros significaría jugarlo aún más ofensivamente, mientras que los otros le darían al Napoli menos técnica pero una pizca más de sustancia.

La impresión es que Sarri decide optar por la primera opción y apoyarse en un 4-3-3 con Reina en la portería, Hysaj, Albiol, Koulibaly y Ghoulam en defensa, Zielinski, Diawara y Hamsik en el centro del campo, Callejon, Mertens e Insignia en ataque Zidane, obligado a prescindir de nuevo de Bale, responderá con el mismo sistema de juego, poniendo en el desván el 3-5-2 intentado en el partido del pasado sábado fuera de casa (victorioso pero doloroso) en Pamplona.

Por delante de Keylor Navas estarán Carvajal, Varane, Sergio Ramos y Marcelo, con Kroos, Casemiro y Modric en el centro del campo y el trío Lucas Vázquez-Benzema-Cristiano Ronaldo en ataque. El Nápoles está dispuesto a luchar y vivir una noche de ensueño, con la esperanza de que esta pueda convertirse en una espléndida realidad.

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