Hay tres candidatos (Bini Smaghi, Grilli, Saccomanni) que han sido señalados por el primer ministro Silvio Berlusconi y considerados igualmente aptos por el mismo para sustituir a Mario Draghi al frente del Banco de Italia.
Que se trata de tres candidatos de indudable valor profesional nadie lo puede dudar, pero al comparar los tres me parece que solo uno de ellos (Fabrizio Saccomanni) puede escribir en su palmarés que ha aportado directamente -y en primera línea- más de los demás candidatos para contener los efectos más perniciosos que habrían golpeado a la industria bancaria, derivados de la perfecta tormenta financiera que se manifestó, con igualmente perfecto sincronismo, en las economías mundiales.
Hacienda, tras los primeros deslices iniciales que (por boca de su Ministro) asimilaron la estructura de la industria bancaria italiana a la anglosajona, acusando a la industria nacional de los mismos delitos y fechorías que a la de ultramar, luego se arrepintió frente a la realidad de las evidentes diferencias comerciales. Más tarde aportó Bonos Tremonti (tan famosos como apenas necesarios para la propia industria bancaria) para remediar los balances de algunas instituciones particularmente débiles.
Es cierto que Bini Smaghi también disfrutó de una observación privilegiada en su calidad de miembro de la Junta del BCE, pero quizás jugó un papel menos operativo centrado en la industria financiera italiana y sus especificidades.
En cambio, hay que reconocer que fue el Banco de Italia el que estuvo al frente de la regulación de los instrumentos de supervisión y que recurrió a la persuasión moral de su Dirección (con algunas quejas de la industria bancaria) para que la propia industria pudiera sostener hasta mejor que otros sistemas bancarios de otros países a la crisis financiera.
La asociación ganadora entre Fabrizio Saccomanni –en su calidad de Director General del Banco de Italia– y Mario Draghi en su doble calidad de Gobernador y responsable del Foro de Estabilidad Financiera ha constituido y sigue constituyendo una experiencia única y un caudal de conocimientos que tienen que instalarse en cada área de Bankitalia. Experiencia y patrimonio que, en mi opinión, estarían mejor salvaguardados con el nombramiento de Fabrizio Saccomanni como Gobernador. Cabe añadir que todavía no vivimos en tiempos normales, por lo que la experiencia directa y los activos de conocimiento serán de gran valor en los próximos años en los que se espera sean la salida definitiva de la crisis.
Hoy como nunca antes, también en los tiempos y condiciones de la industria financiera italiana, se presenta la continuidad de la dirección de la acción del Banco de Italia garantizada por Fabrizio Saccomanni, junto con la profesionalidad y la independencia de juicio (incluso hacia la industria bancaria) como un activo estratégico a salvaguardar a toda costa.
* Presidente del Consorcio PattiChiari
