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¿Activos a la vista? Escenarios de pesadilla

La hipótesis de un nuevo impuesto inmobiliario sobre la riqueza de los italianos vuelve a estar en escena pero el examen actualizado de los resultados de la doble imposición del Gobierno de Amato en 1992 muestra que las recaudaciones estarían muy lejos del recorte sustancial de la deuda pública y de una redistribución real, salvo que las tasas no sean muy altas – sigue vigente la advertencia de Guido Carli

¿Activos a la vista? Escenarios de pesadilla

Han pasado 26 años desde que, en la supuesta agonía de la primera república, en el verano de 1992, el gobierno encabezado por Giuliano Amato introdujera por decreto-ley dos nuevos gravámenes puntuales: el impuesto extraordinario sobre los bienes inmuebles y el impuesto extraordinario balance de depósitos bancarios y postales. En estos tiempos sombríos, en la cacofonía mediática general, se airea una vez más la hipótesis de un nuevo impuesto sobre el patrimonio de las familias italianas, considerando, con codicia política por parte de muchos, la riqueza conspicua en poder de las familias directa o indirectamente. en sus billeteras (ver Filippo Cavazzuti en primero en línea del 23 de octubre pasado)

Los dos impuestos patrimoniales extraordinarios de la época aportaron a las arcas del Estado 11.200 millones de liras (equivalentes a unos 6 millones de euros): de los cuales 5.900 millones se debían al primero y 5.300 a los de los depósitos bancarios y postales que estaban sujetos al pago de una tasa legal del 6 por mil (Bankit, Informe anual del año 1992, p. 143).

Dado el debate en curso, que Paolo Savona hizo más autoritario que algunos de sus hilarantes compinches del gobierno, es apropiado comenzar con la disposición de 1992 para acercarse a los problemas de hoy. Por analogía con el día de hoy, considérese únicamente el impuesto sobre el patrimonio extraordinario sobre los depósitos bancarios y postales que entonces tenían las familias (aproximadamente 1.250 billones de liras, a su vez equivalente al 40 por ciento de los activos financieros totales de las propias familias). La tasa impositiva en ese momento se fijó ex ante en 6 por mil, mientras que la tasa impositiva efectiva resultó ex post en promedio solo para una incidencia de 3,8 por mil calculada sobre el monto total de los depósitos bancarios y postales mantenidos por los hogares en 1992. En esta cuenta, es válido el supuesto de que el decreto ley preveía una base imponible de referencia diferente al agregado aquí considerado.

Hemos recordado los datos de la época para evaluar instrumentalmente en el escenario que sigue, algunas propuestas sugeridas del debate actual en torno a la oportunidad de recurrir a un nuevo impuesto extraordinario a los depósitos bancarios para no sólo "recortar" gran parte de la deuda pública italiana, sino también por sus cacareados efectos redistributivos: de los ricos a los pobres como suelen pretender los populistas de nuestro país.

Simulando las medidas del verano de 1992, aplicando los parámetros a los datos de la contabilidad nacional de 2017 (el último año para un posible cómputo), se aplicó un tipo efectivo del 6 por mil a los depósitos de los hogares (aproximadamente 1.167 millones de euros, equivalente al 26,5 por ciento de los activos financieros totales de los hogares) recaudaría aproximadamente 7 millones de euros para el Estado. Si, por el contrario, el tipo efectivo fuera igual ex post al de 1992 (es decir, el 3,8 por mil), la recaudación rondaría los 4,5 millones de euros. Nos parece que los ingresos serían muy modestos para lograr los objetivos de la disposición si se adoptara realmente.

En cambio, si el objetivo fuera reducir la ratio deuda sobre PIB un 5%, para situarla por debajo del 130% de la misma, con las mismas condiciones económicas y contables que en 2017, habría que recurrir a un impuesto extraordinario sobre el patrimonio depósitos bancarios de los hogares italianos del orden de un buen 8 por ciento efectivo, lo que podría corresponder a una tasa legal de alrededor del 12 por ciento, si se mantuviera constante la relación proporcional entre la tasa legal y la efectiva resultante para el año 1992.
Como conclusión del escenario así construido, y dadas las magnitudes resultantes, conviene recordar que el debate sobre el balance y su recurso para la solución definitiva del problema de la deuda pública tiene orígenes antiguos que probablemente no sean conocidos por los parlanchines de hoy.

Al respecto, Guido Carli, de quien era amigo el ministro Savona, recordó que "las discusiones animadas (...) despojadas de artificios verbales, siempre conducían ahí: a la reestructuración forzosa de la deuda pública" y que "las operaciones de esta tipo sólo son posibles en un régimen como el que permitió la masacre a palos en el centro de Roma, en via Crispi, de una persona tan valiosa como Giovanni Amendola". (G. Carli, Cincuenta años de vida italiana, Laterza, 1993, p. 386).

Comentarios sobre:¿Activos a la vista? Escenarios de pesadilla"

  1. En este país de gente ignorante es cínicamente divertido escribir sobre futuras tonterías simplemente para crear temores que deberían ser silenciados y censurados por la prensa de seis tipos.
    Pero creo que ya no hay ninguna revista capaz de estar a la altura de esta exigencia.
    ¿Todo esto simplemente me hace a mí?.

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