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Bitcoin, qué trato: 0,000020 monedas virtuales por un dólar

El presidente Bukele sorprendentemente adopta la criptomoneda como la moneda nacional de El Salvador, convirtiendo al estado caribeño en una tortuga potencial para los bucaneros que persiguen oportunidades de lavado de dinero. Las agencias de calificación perciben el riesgo. ¿Y cómo reaccionará la población?

Bitcoin, qué trato: 0,000020 monedas virtuales por un dólar

Aparte de la moneda pirateada. Desde ayer el Bitcoin tiene un pasaporte válido. Por voluntad de Nayib Bukele, un empresario hijo de un imán palestino, elegido por aclamación popular para la presidencia de El Salvador, país que desde ayer adoptó, junto al dólar estadounidense, Bitcoin como moneda nacional con una tipo de cambio inicial igual a 0,000020 Bitcoin por dólar que corresponde a una valoración de 50.000 dólares para una moneda virtual. Con la moneda virtual, en definitiva, hoy se podrá comprar de todo, como ocurre desde hace un tiempo en El Zonte, la playa definida como el paraíso del surf que se levanta a unos cincuenta kilómetros de la capital, incluidas las pupusas, las albóndigas locales que representan el alimento básico de la comida callejera, tan querida por los yanquis. “Es una buena forma de atraer clientes”, explica al Financial Times la itinerante Idalia Meija, promocionada para presenciar la revolución monetaria. Pero, solo para enfriar el entusiasmo, la Sra. Idalia explica: “Todos los días convierto las ganancias en dólares. Perdí demasiado hace meses”. 

Sí, Bitcoin no es una moneda para corazones o billeteras débiles: de 10 a 60 mil dolares en unos meses, luego retroceda y suba hasta los $ 52 actuales. Desviaciones del orden del 50% en unos meses que, a buen seguro, no serán compensadas por el fondo de estabilización de 150 millones de dólares puesto en marcha por el Parlamento.

También por eso, la mayoría de la población dice estar en contra de la novedad impulsada por el popularísimo presidente quien, además, confía en que Bitcoin puede representar un gran negocio para El Salvador, una economía que depende sobre todo de remesas de emigrantes, o 6 mil millones de dólares -equivale al 23% del PIB- que llegan de los Estados cada año. Pero eso, dice Bukele, se traduce en $400 millones en impuestos y tasas, uno anualidad en beneficio de bancos e instituciones financieras al norte del Río Grande. Sin olvidar que, ante los planes de la administración Biden, se avecina una temporada de debilitamiento del dólar, financiada en gran parte por los cuidadores centroamericanos.

Y no falta un aspecto industrial: el ingenioso Bukele impulsó el nacimiento de El Geo, empresa que deberá promover la producción de Bitcoin en las entrañas de las tierras del país, ricas en energía geotérmica que brota de los volcanes, quitando así uno de los grandes obstáculos para el éxito de la criptomoneda que ya hoy consume el equivalente a C02 lanzado por nueve millones de coches.

Pero estos argumentos no convencen demasiado a las instituciones financieras. El Salvador, dada la protección que le brinda la ley, corre el riesgo de convertirse en una especie de Tortuga para bucaneros a la caza de un puerto para lavar ganancias mal habidas. "Es fácil prever -escribió Fitch- que el país actuará como imán de ganancias de dudosa procedencia". 

Moody's fue más allá, recortó la calificación del país, lo que dificultó al FMI otorgar un préstamo de 1,3 millones de dólares, mantenido en la oscuridad por Bukele.

En resumen, se trata de una gran apuesta: ¿Cómo reaccionará una población que, en un 70%, no tiene cuenta corriente frente a una moneda virtual, sin el control de un banco central o una autoridad política? “Nadie lo sabe en este momento”, admite el Wall Street Journal.

Y las autoridades tiemblan ante creatividad financiera que pudo desencadenarse gracias a la valija diplomática (aunque solo virtual) otorgada por Bukele o sus imitadores. De hecho, Cuba también podría abrir pronto sus puertas a las criptomonedas en ruta hacia el mar que una vez perteneció a los corsarios. 

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