El efecto combinado de la pandemia y la guerra en Ucrania con los efectos disruptivos en los costes de la energía, las materias primas y las exportaciones de cereales ha vuelto a poner de relieve África, un continente olvidado y ampliamente saqueado. Mientras Europa tarda en dar respuestas contundentes sobre un modelo de desarrollo para la ribera sur del Mediterráneo que resuelva la emergencia climática y alivie la presión migratoria hacia el norte, las respuestas nacionales siempre priman por encima de todo.
Como es sabido, Italia intenta contrarrestar la hegemonía francesa en África confiando a ENI no sólo la política de independencia energética de Rusia (con nuevos acuerdos en Libia, Túnez y Argelia) sino la misma posición geopolítica hacia ese continente para los próximos años. En definitiva, hay un intento del gobierno de Meloni de volver a plantear, después de 60 años y en un escenario internacional profundamente cambiado, el llamado “plan Mattei”, esa especie de desafío poscolonial al cartel de las “siete hermanas”. destinadas a explotar sus recursos energéticos junto con los países africanos. Hoy el desafío es contra China y Rusia por un lado y contra Irán por el otro. Pero, mientras tanto, las exportaciones de cereales de Ucrania a África languidecen y la crisis climática causa estragos en el África subsahariana.
Como muy a menudo en el pasado, también esta vez es necesario confiar en el poder salvador del arte y la creatividad para interpretar mejor el "zeitgeist" imperante y marcar el rumbo de las acciones futuras. Una primera e interesante respuesta a las preguntas sobre las crisis globales viene de Venecia, donde está prevista para el próximo sábado la inauguración de la 18ª edición de la Bienal de Arquitectura titulada "Laboratorio del Futuro", comisariada por Leslie Lokko, arquitecta que creció en África y ahora vive entre Londres y Accra, Ghana. En el desafío que la Bienal se ha dado siempre desde sus orígenes para explicar el mundo contemporáneo y sus contradicciones (como el presidente Roberto Cicutto no se cansa de repetir en cada ocasión), la nueva Bienal de Arquitectura ofrece una nueva visión del continente africano y sus problemas, rompe prejuicios y clichés y en muchos casos explica cómo afrontó los problemas globales que nos precedieron. Tal y como explica el presidente de la Bienal, Cicutto (en la foto) tanto en la exposición de 2021 de Sarkis como en la de Lokko no faltan ejemplos concretos de arquitectura pero ambas “han intentado dar respuesta a la pregunta de qué deben ser los propósitos de una contemporaneidad que muchas veces sitúa el objeto en contextos reales mostrando criticidades inéditas y cambios necesarios en el modo de vida de todos los seres que pueblan nuestro planeta”.
Lokko: no arquitectos, sino "practicantes"
En primer lugar, Lokko inaugura una nueva figura profesional, ya no el arquitecto, el ingeniero, el urbanista, el diseñador o el académico, sino el "practicante", una especie de "agente de cambio", término casi intraducible para nosotros, prueba de la dificultad de crear nuevos roles para los desafíos actuales. “Creemos, dice Lokko, que las condiciones densas y complejas de África y de un mundo que se hibridiza rápidamente requieren una comprensión diferente y más amplia del término arquitecto”. De hecho, Lokko quiere proponer una nueva narrativa hecha de nuevas alianzas, para dar voz a los que hasta ahora han estado excluidos de esa historia de la arquitectura que, dice, “no está equivocada sino incompleta”. Según la curadora, los pabellones nacionales no suelen responder a la temática que propone la exposición “pero esta vez han respondido de una manera muy muy interesante y se están creando nuevas alianzas entre países, como en el caso del Caribe, el Oriente Medio y la propia Europa".
Cicutto: trabajamos en la contemporaneidad
Lokko, explica Cicutto, partió de un laboratorio preciso que es África donde ya se han probado algunas crisis globales y que ahora nos tocan de cerca. “Nosotros, dice Lokko, los hemos enfrentado así, ¿cómo piensas enfrentarlos?. Esta idea extraordinaria –observa Cicutto– de partir de una experiencia concreta y compararla con el resto del mundo es la baza de esta exposición”. En 1893, siempre dice Cicutto, Selvatico había creado la Bienal de Artes Visuales como un lugar de confrontación con los pabellones nacionales. Este se ha convertido en el lugar para interpretar lo contemporáneo; la Bienal ha adquirido la conciencia de que debe salir del estrecho dominio de los sectores (artes visuales, arquitectura, música, teatro, danza, cine) para proponerse como un laboratorio que reelabora los contenidos de las diversas direcciones artísticas.
La estructura de la exposición entre la fuerza mayor y las relaciones peligrosas
Pero, ¿cómo está organizada la exposición? Se dividirá en seis partes con 89 participantes, más de la mitad de los cuales provendrán de África o de la diáspora africana. Igualdad de género garantizada, edad media de los participantes 43, mientras que desciende a 37 en la sección Proyectos Especiales del Comisario, en la que la más joven tiene 24 años. El 46% de los Participantes considera la formación como una verdadera actividad profesional y, por primera vez, casi la mitad de los arquitectos proceden de estudios de gestión individual o integrados por un máximo de cinco personas. En todas las secciones de la exposición, más del 70% de las obras expuestas fueron diseñadas por estudios dirigidos por una sola persona o un equipo muy reducido. En el Pabellón Central de los Giardini se han reunido 16 estudios que representan una destilación de Fuerza Mayor (Force Majeure) de la producción arquitectónica africana y diaspórica. En el complejo Arsenale, con la sección Relaciones Peligrosas, hay obras de jóvenes "practicantes" africanos y diaspóricos, los Invitados del Futuro, cuyo trabajo confronta directamente los dos temas de la Exposición, la descolonización y la descarbonización, proporcionando una instantánea de las prácticas futuras. y formas de ver y estar en el mundo. La Bienal de Arquitectura incluye por primera vez la Biennale College Architecture, que tendrá lugar del 25 de junio al 22 de julio de 2023. Quince profesores internacionales trabajarán con cincuenta estudiantes, graduados, académicos y profesionales emergentes de todo el mundo y seleccionados por Lesley Lokko a través de un proceso de convocatoria abierta.
Carnaval: ciclo de encuentros y conferencias
El programa se enriquece con el Carnaval, un ciclo de encuentros, conferencias, mesas redondas, películas y performances durante los seis meses de la Muestra, con el objetivo de explorar los temas de la Bienal de Arquitectura de 2023. Serán 64 participaciones nacionales que organizarán sus exposiciones en los pabellones de Giardini (27), en el Arsenale (22) y en el centro histórico de Venecia (14). Níger participa por primera vez en la Bienal de Arquitectura; Panamá se presenta por primera vez sola, en el pasado participó como IILA (Organización Internacional Italo-Latinoamericana). Vuelve la participación de la Santa Sede en la Bienal de Arquitectura, con un Pabellón propio en la Isla de San Giorgio Maggiore.
Italia: todos son de todos
El Pabellón italiano en el Tese delle Vergini en el Arsenale, apoyado y promovido por la Dirección General de Creatividad Contemporánea del Ministerio de Cultura, está comisariado por el colectivo Fosbury Architecture, formado por Giacomo Ardesio, Alessandro Bonizzoni, Nicola Campri, Veronica Caprino, Claudia Mainardi. El título de la exposición es ESPACIO: Todos son de todos.
“El Pabellón de Italia –subraya Fosbury Architecture– representa una oportunidad para promover acciones pioneras relativas a un horizonte temporal que va más allá de la duración de la Bienal de Arquitectura de 2023. En este proceso, tan complejo como lírico, nos proponemos como mediadores entre diferentes constelaciones de agentes, locales y no, actores de un proyecto colectivo”.
