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Baloncesto, Italia en el caos esloveno: esta noche en Ljubljana contra los anfitriones

Un posible triunfo contra Eslovenia increíblemente nos llevaría a pensar ya en los cuartos de final, de lo contrario se buscará el acceso matemático a los octavos de final contra Croacia (con un súper Bojan Bogdanovic) o posteriormente contra los vigentes campeones de España.

Baloncesto, Italia en el caos esloveno: esta noche en Ljubljana contra los anfitriones

El baloncesto azul vuelve a los escenarios esta noche. A las 21 horas, la Italia de Pianigiani se medirá en Ljubljana a los anfitriones de esta Eurocopa, empujada por todo un país y dirigida sobre el césped por Goran Dragic, base de los Phoenix Suns. 

Un posible triunfo contra Eslovenia increíblemente nos llevaría a pensar ya en los cuartos de final, de lo contrario se buscará el acceso matemático a los octavos de final contra Croacia (con un súper Bojan Bogdanovic) o posteriormente contra los vigentes campeones de España. 

Los sorprendentes resultados obtenidos en la primera ronda podrían incluso permitir que Italia perdiera sus tres próximos partidos, pero en ese caso, obviamente, los partidos de los oponentes tendrían que ir en la dirección correcta. 

En cuanto a los resultados de ayer, Letonia aplastó a Ucrania y ahora se encuentra inesperadamente con un pie en los cuartos de final, al igual que Serbia, que después de vencer a Bélgica está prácticamente seguro de estar entre los ocho primeros. Paso en falso en cambio de Francia con Lituania, que sin embargo no debe comprometer su camino, pero sobre todo la confirmación de la fortaleza de la selección báltica, una de las candidatas a un lugar en la Copa del Mundo. 

Los seis primeros clasificados participarán en la competición planetaria (sin considerar España, sede de la cita del próximo verano). Un pase que en la víspera parecía difícil de conseguir para Italia, pero que ahora parece a nuestro alcance y que redimiría la falta de participación en 2010 en Turquía.

Una Italia que hasta ahora ha demostrado que sólo puede ganar, más allá de todo pronóstico y pese a haberse topado con un férreo grupo inicial, una selección que es protagonista de un inicio de torneo tan espectacular como inesperado, pero que ahora quiere seguir asombrando, aunque en consecuencia será mirado con otros ojos por los próximos contrincantes, que ahora nos temen y no querrán ser sorprendidos. Un grupo, encabezado por Simone Pianigiani, que dirigió todos los partidos disputados con una autoridad inesperada, manteniéndose prácticamente siempre por delante. Una formación impulsada por un gran Belinelli, auténtico líder del equipo, asistido por Datome, pero que también puede contar con gente como Aradori, quirúrgico en los momentos decisivos, Gentile, que en algunas situaciones se ensalza y se lleva a todos sus compañeros consigo, pero también en un insospechado como Cusin, el centro de Cantù que se está haciendo respetar contra los gigantes más fuertes del continente, un chico humilde pero con unas ganas enormes como toda esta Italia. Sin olvidar que los azzurri hasta el momento no han podido confiar plenamente en Travis Diener, el base de Sassari que se convirtió oficialmente en italiano el pasado mes de mayo, condicionado por un problema en el tobillo, pero que si estuviera recuperado al 100% podría darle una gran mano a este colectivo.

Bello, pero inútil, pensar en lo que hubiésemos sido con los destellos, penetraciones y bravatas de Hackett, sumado al físico y clase infinita de Gallinari y Bargnani (con la experiencia de los últimos años de la NBA, aunque el juego europeo es completamente diferente), dejando fuera a otros hombres importantes como Mancinelli y Gigli. Ciertamente, aunque nunca se sabe, a estas alturas habríamos sido una escuadra que pretendía seriamente el título de Campeón de Europa, pero aun así la final del 22 de septiembre no es una utopía.
   
     

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