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Bancos, nuevos ejecutivos y más capital para la revolución CCB

La transformación de las mutualidades iniciada por la reforma es más difícil de lo esperado y necesita de gestores con visión de futuro, nuevos capitales y una aportación cada vez mayor del mercado financiero - SE ADJUNTA ESTUDIO SOBRE LA REFORMA

La implementación de la reforma de la CCB no será sencilla. Se trata en realidad de una disposición impuesta desde arriba, cuya elaboración no se caracterizó por la intervención de los bancos considerados, que la aceptaron obtorto collo. Por lo tanto, no debe sorprender que las actitudes que no siempre son positivas y colaborativas por parte de un segmento del mundo de BCC que actualmente no está claro desde un punto de vista cualitativo o cuantitativo. Esto no sorprende en absoluto y, además, sigue lo que acaba de ocurrir en el sector de la banca cooperativa, cuya reforma está teniendo un impacto decididamente menor que el que tendrá la reforma de los bancos mutuales. 

Sin embargo, las principales dificultades que encontrará la aplicación de este último son otras y se refieren a que interviene en un momento de especial debilidad financiera y económica del sistema en su conjunto, de los dos grupos en los que podrían fusionarse y de muchos bancos individuales que se afiliarán a uno u otro de ellos. 

La transformación de un sistema mutualista, con características no siempre acordes con las requeridas para ingresar con éxito a un mercado bancario libre y competitivo, obligará a los bancos mutualistas a revisar su misión y su modelo de negocios y esto no será fácil. Por tanto, es difícil predecir, por un lado, cómo podrán (o querrán) gestionar este cambio y, por otro, cómo se comportará el mercado financiero y bancario en su conjunto y los clientes de las mutuas. hacia el mismo cambio. 

El problema puede abordarse y resolverse con mayor o menor brillantez según la forma en que los responsables del sistema, de las casas matrices y de los BCC individuales quieran y sepan acompañar y gestionar este cambio, que además se inscribe en un entorno en que ahora está claramente en acto no la típica evolución de los últimos años, sino una verdadera revolución que durará bastante tiempo. 

Para afrontar esta revolución con posibilidades de éxito, se necesitarán personas altamente profesionales, de mente abierta y con una fuerte sensibilidad a los problemas éticos, entendidos en el sentido más amplio del término, que deberán tener una visión de largo plazo. , el único horizonte al que deben apuntar los OC si quieren continuar, aunque de formas nuevas, una tradición ultrasecular que durante mucho tiempo ha producido resultados de gran importancia. 

Además de las personas, cuya profesionalidad debe ser reconocida en general y también deben tener características que no son del todo idénticas a las de los banqueros tradicionales, también se necesitarán activos más sustanciales. Tendrán que ser encontrados por las empresas matrices recurriendo al capital actualmente libre de una multitud de bancos mutuos individuales afiliados a ellos y accediendo al mercado financiero. El éxito más o menos importante de las ampliaciones de recursos de capital estará condicionado por la capacidad de las sociedades matrices y sus filiales individuales para convencer a los mercados financieros de la validez de las nuevas misiones que les encomiendan y, sobre todo, por su capacidad estimada de generar ingreso. Esta capacidad es especialmente necesaria para que las ECs produzcan flujos de autofinanciamiento adecuados para continuar repartiendo dividendos y realizar los clásicos desembolsos a favor del ámbito en el que operan. Las casas matrices necesitarán más la contribución del mercado financiero, que evaluará la inversión en sus acciones (como es el caso de cualquier otra empresa) precisamente en función de su desempeño, obviamente dependiente de la capacidad de generar ingresos adecuados en el medio-largo plazo, para desembolsar dividendos aceptables y permitir un incremento en el valor de los activos de la empresa y de las acciones individuales que la representan. 

El destino de la batalla de nuestro sistema cooperativo de nueva edición dependerá, por tanto, de su capacidad (repetida tanto a nivel central como periférico) de organizarse y reestructurarse profundamente para afrontar los retos a los que se enfrenta. Las formas de superar estos desafíos son conocidas. De hecho, son los mismos que siguen todos los bancos que, en Italia pero sobre todo en el extranjero, han sido capaces de hacer frente a la crisis económica y financiera general sin sufrir daños sustanciales o incluso asumiendo posiciones de mercado más fuertes que antes al menos en en términos relativos, superando a los competidores, tanto modificando las estructuras societarias como el funcionamiento relacionado, dejando atrás la crisis y abriendo nuevos horizontes en el propio mercado. En este sentido no hay realmente nada nuevo por descubrir. Basta estudiar y conocer el problema y abordarlo con decisión y prontitud, teniendo en cuenta las nuevas características que deberá asumir el mundo de la banca mutualista, que debe seguir siendo diferente al de los bancos de otro tipo.


Anexos: Reflexiones sobre BCC

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