Llueve sobre mojado para los bancos italianos: además de los problemas conocidos, otra trampa está en camino, directamente desde la Ciudad. La emboscada proviene de un codicilo de un reglamento de setenta páginas estipulado el 5 de agosto en Londres que parece diseñado a propósito para complicar el acceso a la financiación internacional a los bancos en Italia y obligarles a trasladar sus actividades a la City: lo contrario de lo que se necesita ahora que la materia prima esencial para el país es la confianza.
El punto de inflexión toma la forma de un cambio en las reglas que, en el caso de "transacciones en el mercado de renta fija italiano" - dice la regulación de agosto - rompe el vínculo de diez años entre el Lch de Londres y el fondo de compensación italiano. Por lo tanto, el grupo City anuncia que ya no intervendrá para garantizar a los bancos globales involucrados en préstamos a corto plazo en caso de que su "aliado" italiano entre en incumplimiento.
El objetivo de Londres es claro: protegerse del riesgo italiano y animar a los bancos del país a acudir a la City en busca de financiación. Esto traería a Gran Bretaña las ganancias en esas operaciones invisibles pero cotidianas en una escala colosal. En el pasado, Lch había intentado trasladar los fondos del fondo de compensación a Londres, pero el Banco de Italia lo detuvo hace un año. El banco central ha ordenado a Cassa que mantenga sus propias cuentas en Via Nazionale y las invierta en bonos del gobierno.
