La economía italiana se ralentiza y viaja hacia el estancamiento. Después recortar las perspectivas de crecimiento de nuestro país que llegó ayer desde el Fondo Monetario Internacional, hoy el Banco de Italia confirma que el camino hacia la recuperación aún es largo. Del último boletín estadístico de Via Nazionale ("La economía italiana en breve") se desprende que desde hace un año la demanda nacional ha estado cayendo continuamente.
Si en los dos últimos trimestres de 2010 el dato seguía en territorio positivo (del 2,8 y 2,7% respectivamente), desde principios de este año la situación se ha agravado de forma espectacular: entre enero y marzo se produjo una contracción del 0,5%, que se amplió más entre abril y junio, para llegar a un -2,4% mucho más preocupante. Lo mismo ocurre con las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, que literalmente se derrumbaron en el espacio de doce meses. En el tercer trimestre de 2010, las dos estadísticas seguían siendo muy positivas (respectivamente +12 y +18%), pero los últimos datos disponibles, los relativos al período abril-junio de este año, revelan una caída espectacular sobre todo en las importaciones, un 8,8% menos.
Las exportaciones aguantan mejor, aunque muy reducidas, con un crecimiento del 3,6%. La crisis de la deuda y los temores de un posible contagio desde Grecia pasaron factura en el frente de la deuda pública. Fue significativa la evolución de los intereses de los bonos a diez años, que en los primeros ocho meses de este año crecieron más de medio punto porcentual, al pasar del 4,73% en enero al 5,27% en agosto, tras alcanzar un máximo del 5,46%. en promedio en julio. Finalmente, también empeora la balanza de pagos, que en el periodo enero-julio presenta un déficit de 35,8 millones, superior a los 29,6 del mismo periodo de 2010.
