comparte

Atletismo y dopaje: quizás el verdadero escándalo esté en los falsos controles

Las palabras del presidente de Fidal Giomi y del número uno del Coni Malagò demuestran que el presunto escándalo de dopaje en el atletismo es en realidad una tontería ligada a las innumerables fallas en el sistema de control

Atletismo y dopaje: quizás el verdadero escándalo esté en los falsos controles

El presunto caso de dopaje que conmocionó al mundo del atletismo italiano ha desplazado a todos: desde funcionarios federales y atletas hasta periodistas y la propia fiscalía de Bolzano, que realizó las investigaciones y luego entregó los resultados a la Fiscalía Antidopaje de Nado-Italia.

Todo parece haber partido del caso del positivismo (esta vez cierto) de Alex Schwazer quien según él mismo admitió que se había dopado con vistas a los Juegos Olímpicos de Londres 2012. A partir de aquí las investigaciones se ampliaron luego a sistemas de control de dopaje de los atletas azzurri, desde las notificaciones de disponibilidad hasta la evitación de controles.

Y la caja de Pandora se ha abierto. Veintiséis Azzurri se han saltado sistemáticamente los controles u "olvidados" de comunicar a tiempo su disponibilidad y hoy corren el riesgo de una descalificación de 2 años por faltas que solo tienen parcialmente.

Por lo que puedes adivinar aquí es precisamente el sistema de gestión de control el que está dopado. Y esto no lo decimos nosotros, pero es una admisión de los de arriba de Fidal y Coni.

Por ejemplo, en una acalorada rueda de prensa, el número uno de Fidal Alfio Giomi (la Federación Italiana de Atletismo) explicó que quizás algunos atletas "habrán sido culpables de negligencia y superficialidad al haberse tomado las comunicaciones a la ligera, pero con el dopaje no tiene nada que ver con eso".

El mismo presidente del Coni Giovanni Malagò quiso aclarar de inmediato que ningún atleta hizo trampa y que “había innumerables fallas en los viejos sistemas de control. La Federación y los imputados son víctimas del sistema. Es absurdo pedir la pena máxima para jóvenes que nunca han recibido un aviso o una amonestación”.

Pero tal vez este triste epílogo se haya producido precisamente porque esos recordatorios y advertencias a los atletas nunca llegaron.

Revisión