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Arqueología, dos cuerpos pompeyanos descubiertos gracias a la antigua técnica de vaciados en yeso

Arqueología, dos cuerpos pompeyanos descubiertos gracias a la antigua técnica de vaciados en yeso

Los cuerpos de dos antiguos pompeyanos abrumados por la furia de la erupción del 79 d.C. han resurgido de las cenizas gracias a la técnica del yeso. El hallazgo se ha producido estos días durante la actividad de excavación en Civita Giuliana, 700 metros al noroeste de Pompeya, en la zona de la gran villa suburbana donde ya se hallaron los restos de tres caballos enjaezados en 2017. En Pompeya revive así la antigua técnica de hacer moldes concebida en el siglo XIX por Giuseppe Fiorelli, que consiste en introducir un flujo de yeso líquido en las cavidades dejadas por los cuerpos de los habitantes de la antigua ciudad romana en el interior del material volcánico. En el mes de noviembre, a pesar del cierre del Parque, continuaron las investigaciones de excavación, sacando a la luz los restos de dos hombres, probablemente un rico pompeyano y su esclavo, murieron en el 79 d.C. durante la gran erupción del Vesubio. Gracias al refinamiento de la técnica calcográfica a lo largo de las décadas, hoy se nos devuelve la imagen de dos fugitivos con detalles sorprendentes, desde los ropajes de la antigua Roma hasta las venas de las manos. 

Durante la primera fase eruptiva, cuando la antigua ciudad romana estaba cubierta por lapilli, las primeras víctimas fueron los atrapados en las habitaciones, golpeados por los derrumbes provocados por el material volcánico depositado hasta una altura de tres metros. De estas personas solo quedaron los esqueletos. Poco después, cuando la ciudad fue golpeada por el flujo piroclástico que llenó los espacios aún no invadidos por los materiales volcánicos, la gente murió instantáneamente por el choque térmico. Los cuerpos permanecieron en la posición en la que habían sido golpeados por el flujo, y el material de ceniza solidificado ha conservado su huella después de la descomposición. Esto es precisamente lo que les sucedió a los dos pompeyanos que habían regresado recientemente a la villa suburbana de Sauro Bardato en Civita Giuliana, donde una excavación en curso desde 2017 ha sacado a la luz los restos de una lujosa casa que, con una gran terraza panorámica, dominaba el Golfo de Nápoles y de Capri.
Precisamente bajo esta terraza, en el criptopórtico, se encontraron los cuerpos de los dos fugitivos: el de un hombre rico, el amo, y, muy probablemente, el de su esclavo. 
Los detalles devueltos por los elencos son impresionantes. La primera víctima es, casi con seguridad, un chico de entre 18 y 23 años, de 1,56 metros de altura. Su cabeza está inclinada, con los dientes y los huesos del cráneo aún parcialmente visibles; viste una túnica corta, no más larga que la rodilla, de la que se ve claramente la huella de los ropajes en la parte inferior del vientre, con ricos y gruesos pliegues. Los rastros de tela sugieren que se trata de una tela pesada, probablemente fibras de lana. El brazo izquierdo se encuentra ligeramente flexionado con la mano, bien perfilada, apoyada sobre el abdomen, mientras que el derecho se apoya sobre el pecho. Las piernas están desnudas. Cerca del rostro hay fragmentos de yeso blanco, arrastrados por la nube de ceniza. La presencia de una serie de aplastamientos vertebrales, inusuales para la corta edad del niño, sugiere que pudo realizar trabajos pesados, por lo que se piensa que fue un esclavo.
Durante la realización de este primer yeso, se descubrieron los huesos de un pie, revelando la presencia de una segunda víctima. Está en una posición completamente diferente a la primera, pero atestiguada en otros vaciados en Pompeya. El rostro está tendido en el suelo, a un nivel más bajo que el cuerpo, y el yeso ha perfilado con precisión el mentón, los labios y la nariz, mientras que los huesos del cráneo son parcialmente visibles. Los brazos se cruzan con las manos sobre el pecho, mientras que las piernas se separan y las rodillas se doblan. La ropa es más compleja que la del otro hombre. Debajo del cuello de la víctima, cerca del esternón donde la tela forma pliegues evidentes y pesados, se ven claramente huellas de tela atribuibles a una capa de lana que se detuvo sobre el hombro izquierdo. En correspondencia con la parte superior del brazo izquierdo también se encuentra la huella de un tejido diferente, el de una túnica, que parecería tan larga como la zona pélvica. También cerca del rostro de esta víctima hay fragmentos de yeso blanco, en este caso probablemente derrumbados del piso superior. La robustez del cuerpo, sobre todo a la altura del pecho, sugiere que también en este caso se trata de un hombre, aunque mayor que el primero, entre 30 y 40 años y una altura aproximada de 1,62 metros.

"Este extraordinario descubrimiento demuestra que Pompeya es importante en el mundo no solo por la gran cantidad de turistas - declara el Ministro de Patrimonio y Actividades Culturales y de Turismo Dario Franceschini - sino porque es un lugar increíble para la investigación, el estudio, la formación. Aún quedan más de veinte hectáreas por excavar, un gran trabajo para los arqueólogos de hoy y del futuro”. 

“Una excavación muy importante la de Civita Giuliana – declara el Director del Parque Arqueológico de Pompeya Massimo Osanna – porque se realizó junto con la Fiscalía de Torre Annunziata para evitar excavaciones clandestinas y que devuelve descubrimientos conmovedores. Estas dos víctimas quizás buscaban refugio en el criptopórtico, donde en cambio son abrumadas por la corriente piroclástica a las 9 de la mañana. Una muerte por choque térmico, como lo demuestran las extremidades, pies y manos contraídos. Una muerte que para nosotros hoy es una increíble fuente de conocimiento”.

fuente MiBACT

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