comparte

Amortiguadores sociales en la crisis: el papel del Cig

El fondo de cesantía jugó un papel muy importante entre las redes de seguridad social en la crisis económica del país - Qué dicen los datos del INPS y cómo los primeros signos de recuperación y la llegada de la Ley de Empleo cambian el panorama general

Amortiguadores sociales en la crisis: el papel del Cig

En el contexto más completo de seguimiento de los efectos de las reformas y políticas laborales adoptadas durante la crisis, el ministerio en Via Veneto está verificando las tendencias relativas de cada uno de los principales institutos, de los cuales podemos proporcionar una elaboración de un aunque oficial carácter aún no definitivo, que ilustramos a continuación. 

De estas primeras consideraciones del seguimiento ministerial se desprende que el Fondo de Cesantía ha representado una eficaz barrera frente a la posible pérdida de puestos de trabajo generada por la crisis económica. Los costos de los subsidios salariales han sido significativos; en 2014, como muestra el Informe Social del INPS, el importe de los gastos por despidos ascendió a 6,1 millones de euros.

Esta fue una de las razones por las que en 2015 el Gobierno consideró oportuno intervenir (en el ámbito de la ley de empleo) para hacer más racional el recurso a las redes de seguridad social durante una relación laboral, al tiempo que reforzaba ambas protecciones en caso de terminación de la relación laboral (a través de NASPI), y las herramientas para la activación y readiestramiento de determinadas categorías de trabajadores incluidos en los procesos de reestructuración empresarial. 

El recurso a los despidos siempre ha permitido absorber las crisis productivas, reduciendo el impacto social de la suspensión de la actividad productiva. Desde un punto de vista estrictamente estadístico, dado que los trabajadores en situación de cesantía se contabilizan a todos los efectos en la cuenca de los ocupados, las fluctuaciones del empleo respecto al ciclo económico se atenúan, incluso en presencia de una reducción significativa de la jornada laboral. . En cierta medida, por tanto, especialmente en fases de fuertes shocks negativos, la cifra de empleo tenderá a subestimar el impacto de la crisis sobre la cantidad de trabajo tanto durante la fase de recesión como en su fase de resolución inmediata, ya que la cuenca de despidos juega un papel de contabilidad y remuneración de las horas de trabajo no realizadas.

Siempre hay que tener en cuenta la discrepancia entre las horas de Fondo de Cesantía solicitadas (y autorizadas) por las empresas y las horas realmente utilizadas. Por un lado, las horas autorizadas bien pueden representar las expectativas de los empresarios en cuanto a la entrada de trabajo asumida en función de las tendencias de actividad de la empresa, así como representar el índice de las cautelas que expresan los empresarios sobre el futuro de sus negocios; por otra parte, las horas realmente utilizadas representan la cifra real de las condiciones de producción, las órdenes de trabajo y, en general, la evolución de la demanda de bienes y servicios frente a expectativas más prudentes.

Y es por estas razones que el monitoreo considera más acertado tratar las horas de despido efectivamente utilizadas y verificar el impacto de las redes de seguridad social sobre la variable empleo a nivel agregado. Los datos para el análisis, referentes al período enero de 2009-septiembre de 2015, fueron puestos a disposición por el INPS mensualmente. El uso de despidos durante 2015 disminuyó significativamente en comparación con años anteriores, lo que refleja una recuperación general en la producción. En particular, en el primer semestre de 2015, las horas de tratamiento de integración salarial utilizadas disminuyeron un 39,0% respecto al mismo período de 2014, pasando de poco menos de 276 millones a 168 millones y 300 mil.

El componente de intervenciones extraordinarias y derogatorias es el que presenta un mayor descenso (-43,1%), que en todo caso fue significativo también en el componente de intervenciones ordinarias (-28,3%). Además, la introducción de criterios cada vez más restrictivos para el recurso a la Caja de Cesantía en régimen de excepción ya en 2014 había contribuido significativamente a la tendencia diferenciada por tipo de intervención. La reducción de la utilización de los sistemas de reducción de tiempo de trabajo financiados por el fondo de cesantía afectó a todos los principales sectores productivos, a excepción de la producción y distribución de energía, gas y agua, donde el número de horas utilizadas aumentó en el primer semestre de 2015 en 34,5% en comparación con el mismo período de 2014.

El único otro aumento visible en los datos agregados es el uso de tratamientos ordinarios en el sector de activos financieros (+22,5%) compensado por una marcada reducción en el uso de tratamientos extraordinarios y derogatorios. La industria manufacturera registró una contracción global de 59 millones de horas utilizadas (-36,4%), con una reducción global tanto en el recurso al Fondo de Cesantía Ordinario (-29,3%) como en el extraordinario y con carácter de excepción (-38,7%). Igualmente significativa es la reducción de las suspensiones de trabajo en otro sector de gran calado, el de la construcción, en el que las horas de tratamiento ordinario descienden un 27,3%, y las extraordinarias y excepcionales un 48,3%.

Como se ha señalado, la función del Fondo de Cesantía es amortizar las posibles consecuencias sociales de la suspensión del trabajo mediante un complemento salarial por las horas no trabajadas. Esto implica, entre otras cosas, que este instrumento permita mitigar las posibles pérdidas de empleo derivadas de una reducción de la actividad laboral de las empresas. Por otro lado, cuando se recupera el ciclo económico, el efecto sobre el empleo se ve atenuado por la necesidad de las empresas de reabsorber trabajadores en la CIG antes de proceder, posiblemente con nuevas contrataciones. Es posible calcular el impacto del fondo de cesantía en la variable empleo transformando el número de horas no trabajadas en unidades de trabajo equivalentes (UTA), es decir, un número ficticio de trabajadores a tiempo completo que trabajan 40 horas a la semana. Esta transformación generalmente se realiza dividiendo las horas no trabajadas por un divisor estándar igual a 2000 horas/año.

El resumen del ejercicio, reportado en la Tabla, ofrece importantes puntos de interés. Durante los años de crisis, en particular, las herramientas de integración salarial en relaciones laborales constantes han salvaguardado una media de trabajadores equivalente a unos 300 trabajadores a tiempo completo al año, con un pico de 318 unidades de trabajo equivalentes en 2013. Como se desprende de los datos , fueron las empresas del Norte las que hicieron un uso más consistente de las protecciones de la integración salarial en caso de crisis productiva. Y por lo tanto para salvar incluso un mayor número de puestos de trabajo enviados de otro modo al desempleo. Lo que también es comprensible si tenemos en cuenta que nuestro patrimonio industrial se concentra en esa zona geográfica. Si bien -en el último período considerado- se ha producido una caída en el uso de las CIG, las actividades manufactureras siguen siendo el sector elegido tanto para el tratamiento ordinario (donde absorbe el 51,2 % de las horas utilizadas) como para las horas extraordinarias y en régimen de excepción (66,0% del total de horas utilizadas).

Revisión