Ayer por la noche, en la reunión extraordinaria de ministros de Economía que precedió a la cumbre de jefes de Gobierno celebrada hoy, Se ha llegado a un acuerdo sobre uno de los capítulos más delicados de la Unión Bancaria: quién tiene que pagar la factura en caso de quiebra bancaria. Se ha decidido que, por orden, abonarán a los accionistas, bonistas y depósitos superiores a 100 euros. Sólo después de haber pagado por lo menos el 8% de las obligaciones, los Estados podrán eximir de pago a algunos acreedores.
El uso de instrumentos comunitarios, como los fondos EMS, será posible después de una intervención adicional del 5 % por parte de los Estados. El acuerdo marca un compromiso entre la tesis alemana, que exigía reglas rígidas e iguales para todos, y Francia, que exigía mayor discrecionalidad para los países individuales.
Para el ministro de Economía, Fabrizio Saccomanni, es "un buen compromiso en la dirección de la unión bancaria, que ayuda a romper el círculo vicioso entre el riesgo soberano y el riesgo bancario".