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El cine italiano asoma la cabeza: qué cambia con la nueva ley

FOCUS BNL – La industria del entretenimiento en Italia ha sufrido menos la crisis que otros sectores de consumo y ahora, también bajo el impulso de la nueva ley del cine, busca un relanzamiento tras los primeros signos de recuperación en 2016 – El identikit de la industria del cine

El sector del entretenimiento en Italia ha atravesado los diez años desde el inicio de la crisis económica de mejor manera que lo que sucedió con otros sectores del sector de consumo. El cine en Italia es la principal forma de entretenimiento para un gran número de personas. La industria cinematográfica en su conjunto está compuesta por unas 10 empresas: unas 7.500 productoras, casi 2 exhibidores y más de 600 distribuidoras.

A pesar de algunas dificultades experimentadas por los cines en los últimos años, en 2016 se vendieron alrededor de 114 millones de entradas, un valor equivalente a cuatro veces el de todos los eventos deportivos, incluido el fútbol, ​​e igual al de todos los demás sectores del entretenimiento, de la música, la cultura y el deporte. juntos.

En 2015, después de una recesión de cuatro años, la industria cinematográfica comenzó a avanzar por un camino de recuperación. Los datos de 2016 confirman un reforzamiento de esta tendencia de desarrollo para todos los principales indicadores. En 2016, se produjeron 223 películas en Italia con un aumento del 20% con respecto a las 185 de 2015. Las entradas anuales, aunque contenidas en valor absoluto en comparación con otros países europeos, registraron un valor de 7 millones superior al del año anterior y no lejos del pico de la última década (121 millones en 2010). El gasto de audiencia también registró un aumento del 5%, alcanzando los 810 millones de euros, con un aumento respecto a 2015 de 40 millones de euros en valor absoluto.

Diversos factores han contribuido a frenar el desarrollo más amplio del mercado, como el limitado nivel de asistencia, estructuralmente inferior al de los otros grandes países europeos, la estacionalidad de la demanda, la calidad de la propuesta y el retraso en la proceso de digitalización de los cines fuera de los grandes circuitos.

Para intentar desatar algunos problemas y reorganizar el sector de forma orgánica, a finales de 2016 tras largas discusiones se aprobó una nueva ley de cine que rediseña el marco normativo de referencia en su conjunto. La reforma redefine los incentivos y concesiones de apoyo al sector, fortaleciendo la disciplina del crédito fiscal y estableciendo un plan para el fortalecimiento del circuito cinematográfico y para la digitalización del patrimonio cinematográfico. También apunta a una política de estímulo de la demanda interviniendo en varios frentes: diferenciación de productos, variedad de géneros cinematográficos, calidad e innovación, comunicación publicitaria y relevo generacional.

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