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“Roman Condominiums” bajo la estrella de Andrea Pasqualucci

El Chef de Moma, con estrella Michelin, construye un plato como un fresco de la capital, con sus barrios populares y monumentos.

“Roman Condominiums” bajo la estrella de Andrea Pasqualucci

Los condominios romanos tocan el corazón de Andrea Pasqualucci – mamá chef, un restaurante único en su género por su amena cocina de excelencia para la comida. En resumen: tradición, contemporaneidad (en la técnica culinaria), belleza (en la composición), poética (en la relación con el mundo romano en evolución).

Han sido fuente de inspiración para la creación de un plato sabroso al paladar y especial en su sencillez cromática, un plato que cuenta la barrios de su ciudad con el pensamiento de lo que los "cocineros de casa" ofrecen a la familia.

El joven cocinero romano, nacido en 1989, aprende con el chef estrella Giuseppe Di Iorio, del restaurante Aroma, cómo gestionar la brigada, luego se une al equipo del chef alemán Oliver Glowing, dos estrellas Michelin, en el Aldrovandi.

Andrea Pasqualucci chef estrella Michelin del restaurante Moma
Andrea Pasqualucci chef estrella Michelin del restaurante Moma

Aquí entiende la centralidad de los productos italianos y la importancia de cuidar los ingredientes. Su amor por el mar lo lleva a Senigallia desde Moreno Cedroni, a la Madonnina del Pescatore, donde perfecciona sus conocimientos sobre el procesamiento del pescado.

En 2019 esta visión creativa de la cocina se ve recompensada con el reconocimiento de Estrella Michelin.

Para estar viva, la cocina debe ser capaz no sólo de mirar, sino de "tener" la realidad que está observando en sus ojos, dándole una identidad y es con esta visión que nace la última e ingeniosa creación, que Andrea llama precisamente "condominios romanos.

“Me gusta crear un plato –dice el chef– como si fuera un lienzo para pintar en todos sus detalles: los ingredientes adecuados como si fueran los colores adecuados. Puede parecer sencillo componer un plato con un sabor equilibrado, con pocos ingredientes, pero es lo más difícil y, para mí, es la máxima expresión de la cocina. Me encantan los cortes pobres, el quinto cuarto y el pescado azul”.

Tomando como referencia la reproducción en una de las paredes del restaurante de una cita directa del gran arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, recompone en bloques el sentido de la visión de un barrio obrero romano: “Ese muro – declara – yo lo devolvió al plato jugando a crear una identidad real: con el cubo de lengua cocido a baja temperatura (prados), bacalao vertical (Coliseo), bloque de mejillas (Montañas).

El efecto cromático y estacional lo dan las verduras en escabeche, que cierra una salsa verde sin machacar pero cocida para darle un nuevo empujón al plato, tanto en color como en acidez. Concluimos con un cóctel de sabor internacional pero también muy italiano: un Bloody Mary”.

Si el diseño es la libertad de asombrar, la diseño de alimentos también debe sorprender al paladar

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