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Chispas antiislámicas y xenofobia creciente en Alemania: el caso Pegida y la condena de Merkel

Crece el movimiento xenófobo alemán de "Patriotas europeos contra la islamización de Occidente", conocido por las siglas Pegida - Pero el país necesita inmigrantes y las voces contra el populismo de derecha se multiplican: de Merkel a la Iglesia pasando por Helmut Schmidt

Chispas antiislámicas y xenofobia creciente en Alemania: el caso Pegida y la condena de Merkel

“Las patatas son mejores que los kebabs”, gritan los Patriotas contra el Islam mientras desfilan en Dresde, en clara referencia a los cuatro millones de inmigrantes turcos presentes en Alemania. ¿Qué está pasando en la plácida y poderosa Alemania obsesionada con la tolerancia y la aceptación de los extranjeros y con una legislación más abierta a los refugiados? ¿Y qué pasará después de la tragedia de Charlie en París? El miedo a la crisis económica (en diciembre la inflación bajará al 0,1%, coqueteando con la deflación) o el miedo a perder la propia identidad cultural están provocando un movimiento xenófobo de masas con trazos peligrosos en el corazón de la vieja Europa o estamos ante exageraciones mediáticas obsesionado a su vez por el "pasado alemán que no pasa"?

Vayamos en orden porque el fenómeno no debe subestimarse en absoluto por sus implicaciones sociales, políticas y económicas: el lunes 5 de enero más de 18 mil personas desfilaron por las calles de Dresde, una de las ciudades alemanas más bellas, conocida como la Florencia en el Elba, lleno de monumentos y museos barrocos. Los manifestantes se identifican con los llamados "Patriotas europeos contra la islamización de Occidente" -conocidos por las siglas Pegida-, el grupo antiislámico y antiinmigrantes que con sus marchas de protesta semanales -se reúnen todos los lunes- está causando más alarma y más las autoridades alemanas y el mundo político.

Desde la primera manifestación en octubre, el número de participantes en las protestas ha aumentado: en la última, el 22 de diciembre, se manifestaron 17 personas. Los adherentes de Pegida se manifiestan con cruces y banderas alemanas, gritando consignas como "las papas son mejores que los kebabs" o "No al fanatismo religioso y todo tipo de radicalismo". Protestan contra las normas de acogida de inmigrantes solicitantes de asilo, consideradas demasiado laxas. En 2014, Alemania aceptó 200 refugiados políticos, cuatro veces más que en 2012.

Se trata pues de un movimiento de protesta del tipo que está arrasando con la plácida Suecia, creadora del bienestar nórdico, donde el gobierno en minoría ha decidido aplazar las elecciones anticipadas por miedo al éxito de los movimientos xenófobos de ultraderecha, que han tenido un resultado impetuoso en la ultimas consultas? Posible, pero por ahora, los comentaristas son cautelosos a la hora de hacer comparaciones con otras realidades europeas.

El dato estadísticamente más significativo es que Alemania se ha convertido en el segundo país de la OCDE con mayor flujo de inmigración, tras Estados Unidos, superando a Gran Bretaña y Canadá (en 2009 Alemania ocupaba el octavo lugar). Atrás quedaron, además, los tiempos de los "gastarbeiter", los "trabajadores invitados" que Alemania acogía para trabajos poco cualificados a partir de los años 2030 del sur del Mediterráneo, incluidos italianos, como ha dado a conocer una exitosa filmografía. Hoy, Berlín está a la caza de trabajadores calificados de todo el mundo y su industria sabe que tiene una gran necesidad de inmigrantes. De hecho, Alemania tiene la población más envejecida (después de Italia y Japón), una tasa de natalidad baja y es la locomotora de Europa. Además, en XNUMX se jubilará una avalancha de trabajadores, circunstancia que creará la necesidad de nuevos inmigrantes para mantener en marcha las fábricas alemanas.

Las reacciones

Dicho esto, es comprensible por qué la canciller alemana, Angela Merkel, líder de la CDU, un partido demócrata cristiano, atacó al populismo de derecha "a menudo lleno de prejuicios e incluso de odio" en su discurso de fin de año al país. Luego vinieron las reacciones de la Iglesia (la Catedral de Colonia apagó sus luces para protestar contra Pegida) y del popular diario Bild, que lanzó una campaña contra este movimiento a la que se sumó el excanciller socialdemócrata Helmut Schmidt, de 96 años. , la actriz Karoline Herfurth, el exjugador Oliver Bierhoff, el presidente de la Confindustria alemana Ulrich Grillo, el escritor y periodista Ulrich Wickert, muchos políticos y ministros de todos los partidos.

Por eso, son muchos los que se distancian de las marchas xenófobas, no solo el canciller. Miles de personas anti-Pegida se manifestaron en Berlín, Colonia y Stuttgart; al menos 5 en la capital alemana, confirmaron fuentes policiales, y unos 22 en Stuttgart, Munster y Hamburgo.

En Berlín, el nombre del movimiento xenófobo pasa a ser Bergida: pero el lunes 5 de enero, cuando debutó en la capital, fracasó. Más de 5.000 personas marcharon contra ellos. "Alemania - dijo el ministro de Justicia, Heiko Maas, en la contramanifestación en Berlín - es un país donde los refugiados son bienvenidos y donde la mayoría silenciosa no debe permanecer en silencio, sino presentarse y manifestarse en las plazas". Pero tal vez algo se haya roto en Alemania y los políticos hagan bien en apagar el fuego antes de que estalle.

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