Nunca confíes en el gorila alemán aun cuando muchos le dieron con las patas de plomo por el esfuerzo de los Pirineos y alrededores. En cuanto el Tour ofrecía una de las últimas etapas asequibles para los velocistas, aquí estaba André Greipel explotando toda su potencia, con una aceleración mortal superando a la feroz competencia y consiguiendo en Valence su tercera victoria en este Tour, la novena de su carrera en la caminos de la Grande Boucle.
Detrás de él iban los mejores de los velocistas en circulación salvo Kittel que estaba ausente, Bouhanni ya fuera de carrera y Cavendish que se perdió enseguida en la subida inicial donde había una llama de Rodríguez persiguiendo puntos por el maillot de lunares. Segundo detrás de Greipel estaba el otro alemán, John Degenkolb, ganador de Sanremo y Roubaix. Tercero fue el noruego Alexander Kristoff que triunfó en la Ronde. Cuarto Sagan que sigue sin ganar pero que con los muchos podios y posiciones está defendiendo su maillot verde de líder de la clasificación amenazado por Greipel con los dientes. La del maillot verde -las dos se dividen por menos de 50 puntos- es la pelea más incierta del Tour dado que la otra más noble por el maillot amarillo es un asunto personal de Chris Froome desde hace demasiados días. aunque todavía falta la decisión final de los Alpes, cuatro días de fuertes subidas con el Alpe d'Huez en vísperas de los Campos Elíseos.
Lo que inquieta al británico de origen keniata más que a sus rivales son los rumores tras la carrera con la maliciosa difusión de sospechas sobre la autenticidad de sus actuaciones. Anteayer, una botella de orina se sumó a la charla que corría contra el líder del Team Sky gritando droga. Froome está disgustado, pero aun así se las arregla para replicar con gracia.
Lo volvió a hacer ayer al final de una etapa completamente tranquila: “Ya no estamos en el Lejano Oeste que éramos hace 10-15 años. Por supuesto que todavía hay ciclistas que se arriesgan, pero son la minoría". Uno se pregunta si toda esta campaña de dudas podría afectar también a su pedaleo al final. Pero, ¿quién podrá atacarlo? Contador parece estar sin combustible. NIbali está fuera de serie y no está demasiado convencido de sí mismo. Queda Quintana, si bien asistido por el viejo Valverde, aquel del que se espera un agudo que si no derribará las jerarquías del Tour, al menos dé el sobresalto a una carrera que lleva días sin suspenso en lo más alto . Hoy el Tour llega a Gap, la capital de los Altos Alpes que en la historia del Tour evoca las extraordinarias hazañas de los grandes del pasado. La caravana se tomará su segundo día libre mañana. Entonces a partir del miércoles solo será una gran montaña.
