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Tour: Cadel Evans, la primera victoria de un australiano hace llorar a los dos hermanos Schleck

de Aldo Bernacchi – Evans triunfa en el Tour con una fantástica contrarreloj y suplanta a la familia Schleck – Sin embargo, el Galibier de Andy permanecerá en los anales – Para el padre Johny solo queda esperar: tarde o temprano uno de los dos Schleck lo logrará – El orgullo de Contador - Entre los italianos Cunego mejor que Basso

El Tour de los dos hermanos lo ganó un australiano. Para papá Schleck, Grenoble fue la contrarreloj que el Tour nunca debería haber corrido. En 42 kilómetros y medio el viejo Johny, también piloto de la Bic de Luis Ocaña en los años setenta, vio desvanecerse de golpe la gran combinación, primer y segundo puesto, de Andy de amarillo y Frank en el puesto de honor. Los dos hermanos luxemburgueses subirán hoy al podio del Tour pero Cadel Evans, de 34 años, estará en el escalón más alto, la primera vez que un australiano triunfa en la Grande Boucle.Una gran victoria en la etapa de Mur de Bretagne pero nunca una proeza que queda en la memoria del Tour, a cambio de una acuciante regularidad en estar siempre presente en los momentos clave de la carrera con el añadido de un don que no es de los dos Schleck: el de ser un excelente contrarrelojista . Así que al terminar segundo a solo 7 segundos del alemán Tony Martln, Evans, con una carrera perfecta, infligió unos tres minutos de diferencia a Andy al quitarse el maillot amarillo. Detrás de él llegaba en la contrarreloj Alberto Contador, el gran perdedor de este Tour, que aspiraba a un cuarto éxito en París pero ya desde la primera etapa, gracias a una caída que le frenó enseguida, quedó claro que en Francia no tenía esa potencia de vatios estrenada en el Giro de Italia. Pero como orgulloso campeón que es, Contador intentó darlo todo en la etapa de Alpe d'Huez. Fracasó, pero recuperó los corazones de la multitud. Y en la contrarreloj de ayer todavía estuvo a la altura de sus expectativas. Finaliza el Tour en quinta posición precedido no sólo por Evans y los dos Schleck, sino también por Thomas Vockler, el francés que supo defender el maillot amarillo hasta el Alpe d'Huez con una determinación y una máscara de cansancio que recordaba al Raymond Poulidor de los muchos Tours dominados por Anquetil. De los italianos mejor que Ivan Basso, que casi nunca llegaba, era Cunego, a pesar de la desastrosa contrarreloj de Grenoble que le relegaba al séptimo puesto de la clasificación.

Así ganó Cadel Evans después de llegar dos veces a París ya segundo. Vistiendo la camiseta del récord con emoción, era el retrato de la felicidad. Un mastín corredor, un caballero exquisito que acaba de bajarse de la bici al que le encanta morar en los micrófonos con su divertido multilingüismo aprendido recorriendo todo el mundo, Evans suma el éxito del Tour a un palmarés ya rico en un título mundial, unos clásicos en línea. Andy Schleck terminó segundo por tercera vez. Pero a diferencia de 2009 y 2010, es una ubicación terriblemente ajustada para él hoy. Debería haberse atrevido más en los Pirineos. En la montaña es el más fuerte con Contador. No lo hizo y, como era de esperar, pagó su modesta aptitud para las carreras contrarreloj. Luego afrontó la de ayer con el maillot amarillo pero con las piernas lastradas por las dos etapas alpinas corrió de manera brillante. Su vuelo sobre el Galibier quedará en los anales del Tour, el registro civil está de su parte. La clase también. Para papá Johny solo queda esperar. Tarde o temprano seguro que un hijo, Andy más que Frank, se llevará a casa el maillot amarillo que este año fue de Luxemburgo por tan solo un día.

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