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Historia del Arte escandalosamente asesinada por la mediocridad política

La historia del arte no sirve para un país que ya no sabe invertir en capital humano. De ahí el deseo de eliminarlo como materia escolar. ¿Y luego?
En un país como el nuestro, donde el verdadero patrimonio para un nuevo y posible desarrollo económico podría ser el arte, desde el arte al aire libre hasta el arte guardado entre los muros de los museos más admirados del mundo, el chiste del Ministro de Patrimonio Cultural Alberto Bonisoli “…Aboliría la Historia del Arte. En el bachillerato era un fastidio” sigue haciéndonos incrédulos que no haya la sensibilidad adecuada para un tema tan importante…

Historia del Arte escandalosamente asesinada por la mediocridad política

En un país como el nuestro, donde el verdadero patrimonio para un nuevo y posible desarrollo económico podría ser el arte, desde el arte al aire libre hasta el arte guardado entre los muros de los museos más admirados del mundo, el chiste del Ministro de Patrimonio Cultural Alberto Bonisoli “…yo aboliría Historia de arte. En la secundaria era un dolor” nos sigue haciendo incrédulos que no haya la debida sensibilidad ante un tema tan importante.

Todo comenzó en 2010 con la reforma Gelmini, que preveía una reducción de las horas dedicadas a la historia del arte tanto en las escuelas secundarias como en los institutos técnicos y profesionales, todo ello con miras a optimizar el número total de horas y los ya sufridos recursos de la escuela.

Luego vino el 2015 Bueno escuela que con una segunda redacción definitiva del proyecto de ley se reduzca definitivamente el tiempo dedicado a temas histórico-artísticos. Ni las manifestaciones protagonizadas por asociaciones como ANISA (Asociación Nacional de Profesores de Historia del Arte) lograron frenar esta línea de conducta del gobierno de entonces. Un mal comienzo que ahora también podría terminar con un nuevo y drástico recorte de horas y quién sabe si detrás de la sentencia de Bonisoli se esconde una decisión ya tomada, con fórmulas paso a paso a partir de institutos técnicos y liceos y así sucesivamente... De hecho, la nota de 19 de abril de 2018 del Miur comunica que en los dos primeros años de institutos profesionales ya no habrá lecciones de historia del arte.

No podemos dejar de darnos cuenta de que nos encontramos ante una verdadera y gran contradicción, por un lado tenemos instituciones y asociaciones como la UNESCO, FAI e Italia Nostra y muchas otras más enfocadas en territorios más específicos que son cada vez más activas en la promoción y protección del patrimonio de nuestro país, por otro lado, la política tiende a querer olvidar cada memoria posible, creando así una generación que podrá comparar las obras de Giotto con una forma de Street Art, tanto de una técnica en la pared que es, y quizás comparta con la superposición de emoticonos que ofrecen las nuevas formas de comunicación de las redes sociales.

Esta elección es verdaderamente paradójica. No enseñar a los niños la materia de historia del arte sólo puede producir ignorancia y lo que hoy podría ser el motor de una nueva economía podría traducirse en mera arqueología del pensamiento obtuso.

Sabemos que el arte no es sólo una expresión de la belleza, sino que abarca toda la historia desde los primitivos hasta nuestros días, representa la evolución del hombre, guarda secretos y habla de hechos que aún no se pudieron escribir. El arte sabe transmitir todas las facetas de lo que somos hoy y que los estudiosos e historiadores del arte pueden interpretar, brindándonos así una correcta lectura.

No dar a los jóvenes la posibilidad de poder comprender la evolución del mundo a través de la historia del arte es cegar su futuro y someterlos únicamente a fórmulas creativas contemporáneas estériles y un fin en sí mismos.

Uno se pregunta si en las próximas horas a recortar no habrá también materias como historia o lengua italiana.

"¿Fue la verdadera gloria? La posteridad juzgará..."

Pero quizás sea mejor explicar su origen... la frase está tomada de dos versos de "El cinco de mayo", el poema más famoso de Alessandro Manzoni: un juicio sobre la vida de Napoleón Bonaparte que Manzoni envía a la posteridad.

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