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España, ya es oficial: en junio volvemos a las votaciones

Felipe VI ha tirado la toalla - La tercera ronda de consultas acaba en punto muerto - Ningún candidato tiene números para gobernar - España camina oficialmente hacia unas nuevas elecciones.

La tercera ronda de consultas iniciada por el rey Felipe VI el pasado 25 de abril terminó, como era de esperar, en nada. Por primera vez en su historia democrática, España se verá obligada, por tanto, a volver a nuevas elecciones. Aunque a nivel oficial el plazo para formar gobierno vence el 2 de mayo, en realidad no hay otra solución posible. Para esta fecha el Rey disolverá las Cámaras y en el mes de junio, con toda probabilidad el día 26, el pueblo ibérico volverá a las urnas.

“No hay candidato que tenga el apoyo necesario tener confianza en el Parlamento”. Esta es la frase con la que Felipe Vi comunicaba a la prensa el enésimo fracaso de las conversaciones con los líderes de los partidos. Tras reunirse con Pedro Sánchez (Psoe), Albert Rivera (Ciudadanos), Pablo Iglesias (Podemos) y Mariano Rajoy, el soberano español convocó al presidente del Congreso, Patxi López, para comunicarle la decisión.

Mientras tanto, continúan los enfrentamientos y despechos entre las distintas fuerzas políticas. El líder socialista acusó hoy a Iglesias y Rajoy de no haber tenido voluntad para formar gobierno, dejando el país en plena ingobernabilidad. Duras declaraciones, a pesar de la recomendación del Rey durante las consultas de evitar otra campaña electoral plagada de acusaciones y broncas.

Llegados a este punto, pues, salvo que llegue un muy improbable acuerdo de última hora, España volverá a votar el próximo mes de junio. Sin embargo, según las últimas encuestas, la próxima vuelta electoral podría sancionar el mismo resultado obtenido en las elecciones del 20 de diciembre de 2015, dado que ningún partido, según las encuestas, podrá alcanzar los 176 escaños necesarios para gobernar. El futuro político de Madrid sigue siendo incierto, mientras Bruselas podría imponer sanciones pronto por el incumplimiento de los objetivos de 2015. El año pasado terminó con un déficit del 5,1% frente a un objetivo fijado en el 4,2%, los bancos siguen débiles y las finanzas públicas siguen preocupando a Bruselas. En el caso de que las vicisitudes políticas del país no se resuelvan a corto plazo, las perspectivas para España no parecen ser halagüeñas.

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