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Sotemapack, el coraje de hacer negocios en la jungla de la burocracia

La historia de Sotemapack, una empresa de embalaje que acaba de inaugurar una nueva fábrica en la provincia de Bolonia, es emblemática de los tormentos burocráticos que asfixian a las empresas. “Cuando todo estuvo listo, llegó el cuerpo de bomberos: la presión del agua de las chimeneas era insuficiente y tuvimos que construir una cisterna enorme”

Sotemapack, el coraje de hacer negocios en la jungla de la burocracia

Las pequeñas empresas italianas crecen incluso en tiempos de crisis, pero su vida es una carrera de obstáculos. Esta es la denuncia de Giancarlo De Martis (ex CEO de Gd), accionista de Sotemapack, una empresa de embalaje que recientemente inauguró una nueva fábrica en Anzola dell'Emilia, en la provincia de Bolonia, una plataforma que debería permitirle despegar y para aprovechar diversas oportunidades. Sotemapack hoy fabrica máquinas para retractilado, lo que se necesita, por ejemplo, para botellas de agua mineral. En este contexto, genera alrededor de diez millones de facturación, cerca del 70% en el extranjero, gracias al trabajo de 50 empleados. Pero hay ideas y perspectivas en el campo que deberían permitirle crecer y comenzar a contratar nuevamente. Entre decir y hacer, sin embargo, hubo casi dos años de retraso, durante los cuales los accionistas pensaron, más de una vez, en tirar de los remos en el bote. “En un momento, dice De Martis, estábamos tan cansados ​​y frustrados que nos preguntamos si estábamos cometiendo un error empresarial. El contexto financiero es el que es y nos estábamos embarcando en una nueva aventura, mientras que todo parecía sugerir que deberíamos quedarnos quietos. Pero no haces negocios si no avanzas". Pero, ¿cuáles eran estos problemas?

“Una serie interminable de permisos -dice el empresario- que van desde licencias de construcción, con un proceso muy complejo, hasta múltiples variaciones durante la construcción, desde la autorización del comando provincial de los bomberos, hasta la vía libre de la comisión de obras arquitectónicas. la calidad y el paisaje, desde las valoraciones de la Autoridad Sanitaria Local, a las de Arpa, del responsable del servicio de medio ambiente, al director de zona, de las conexiones de Enel, Hera, Telecom, a la certificación energética. Un montón de normas y reglamentos que, sólo tarde, nos hicieron gastar un 10% más. Por eso, en Italia, incluso los pequeños empresarios en un momento determinado quieren escaparse a otra parte". Para salir del túnel bastaría con tomar ejemplos de otros países: “He tenido la oportunidad de construir fábricas, en Alemania, en Inglaterra, en Estados Unidos, en Brasil –dice el empresario– y he visto la sencillez de sus normas de construcción. Existían condicionantes urbanísticos y de sostenibilidad ambiental, pero las obras se basaban en autocertificaciones, en la confianza en el empresario que sólo era sancionado en caso de incumplimiento. Encontré gestores de suelo eficientes y lotes de suelo edificable, con destino industrial, preparados con utilidades, servicios, urbanizaciones primarias y secundarias en muy poco tiempo. Todavía tenemos las urbanizaciones terminadas después de dos años…”.

En esta aventura no faltan ejemplos en los que reflexionar: “Cuando todo parecía estar listo, los bomberos, tras inspeccionar la obra, comprobaron que el agua de las chimeneas no tenía la presión suficiente. Entonces, en lugar de abrir una tienda, tuvimos que construir una enorme cisterna subterránea, un contenedor de concreto con varias bombas y controles, para llevar el agua a la presión requerida por las normas. El coste de estructuras, prácticas de obra, permisos y todo lo demás ha llegado prácticamente a los cien mil euros. En definitiva, cuando el sistema abre los grifos no te da la presión que exigen otras normas de seguridad. Es asombroso, ¿no?".

La historia de Sotemapack es similar a la de muchas otras empresas, algunas de las cuales carecen de fuerza para terminar la carrera. Es un ejemplo, entre muchos, que se puede dar. Lo que falta es una salida a la mano. Para el empresario boloñés, sería necesario empezar por cambiar al menos el enfoque cultural. “Hoy estamos viviendo una crisis financiera, pero es la economía la que necesita reiniciarse y todos debemos creer más en ella. La vida no empieza después del trabajo, es también y plenamente lo que hacemos, nuestra actividad. Desde políticos, hasta administradores, pasando por empresarios, todos deberíamos tener esto en cuenta, sería un primer paso para mirar hacia delante”.

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