Todo como antes. La Juventus rechaza el ataque de la Capital y consolida su liderato en la clasificación con una victoria muy contundente, quizás la mejor de toda la temporada. La Lazio de Inzaghi se derrite como la nieve al sol mientras que la Roma de Spalletti, que nunca esperó una ayuda de sus primos como esta vez, cumple con su deber ante el Cagliari pero se ve obligada a posponer sus sueños de gloria hasta los próximos partidos.
El gran triunfador del domingo es sin duda Massimiliano Allegri: criticado (con razón) tras Florencia, el técnico respondió con una formación valiente e innovadora, y quién sabe si ha encontrado la forma de dar la vuelta definitivamente a la temporada. El 4-2-3-1 con el que enfrentó a la Lazio (Pjanic, Cuadrado, Mandzukic, Dybala e Higuaín todos sobre el césped) es el más europeo que se puede ver, dominando la calidad técnica al igual que los clubes de élite con más renombre.
Eso sí, para que funcione hace falta sacrificio y tesón por parte de todos, ingredientes que ayer se vieron desde el primer minuto. Y de hecho la Juve desbloqueó el partido tras apenas 5' con Dybala, espléndido coordinando desde fuera del área y matando de zurda imparable a Marchetti, y encontró el doblete en el 17 con Higuaín, francotirador en aprovechar un centro desde Cuadrado.
Partido encauzado en menos de 20' y resultado invariable sólo por las muchas oportunidades desperdiciadas, quizás el único inconveniente en una jornada ultrapositiva. También hay que subrayar el espíritu de sacrificio de todos, en especial de Mandzukic, casi moviéndose en correr de un lado a otro por la banda izquierda como cualquier seguidor.
“La idea se me ocurrió el miércoles por la mañana tan pronto como me desperté – dijo Allegri – Me dije que después de Florencia era correcto cambiar algo y los muchachos respondieron con una gran actuación. Ahora tenemos que mejorar mentalmente, si queremos hacerlo bien también en la Champions tenemos que ser un poco más descarados y sin escrúpulos”.
Para una Juve que busca más ligereza, hay una Roma que se ha vuelto cada vez más cínica, tanto que recuerda a los dirigentes. La tercera victoria consecutiva por 1-0 llegó ante el Cagliari, una cifra casi increíble para un equipo al que siempre se le acusó de hacer mucho humo y poco fuego. Pero aquí cada vez hay más carne en el fuego, tanto que a día de hoy parece que los giallorossi son los únicos que de verdad pueden competir con la Juve por el Scudetto.
Fueron necesarios 55' de sufrimiento para romper la resistencia del Cagliari, en el que las piernas parecían menos brillantes de lo habitual, al igual que la inspiración de los hombres más populares. Luego tomó la silla Dzeko con un gol de un centrodelantero muy puro, aunque queda la duda de una falta sobre Ceppitelli en el inicio de la acción. A partir de entonces, Roma estaba tranquila y muchas oportunidades desperdiciadas: ese fue el único vicio que Spalletti no pudo erradicar, pero la metamorfosis de Giallorossi ya era uno de los importantes.
“No estuvimos muy brillantes pero era importante ganar y lo logramos – comentó el entrenador – Tenemos que mirarnos, jugar para ganar todos los partidos y luego saldar cuentas al final. La Juve es muy fuerte, pero queremos demostrar que estamos equipados para intentarlo de verdad, luego veremos dónde estamos".
