Massimo Ferrero ya no es presidente de la Sampdoria. Ayer por la mañana el Federcalcio comunicó al afectado y, como cuestión de competencia, a la Lega Serie A su pérdida del cargo, cerrando una historia que se arrastraba desde hacía más de un año.
El motivo es muy sencillo y se refiere al accidente de la aerolínea Livingston, que quebró en 2010 y en ese momento pertenecía a Fg Holding presidida por el propio Ferrero, que fue condenado a un año y 10 meses por el asunto. Un caso judicial que tiene implicaciones en el ámbito deportivo porque el artículo 22 bis de la Noif (Reglamento Orgánico Interno Federal), el de la honorabilidad, dice así: "No pueden asumir el cargo de director de una sociedad o asociación, y si ya en el cargo caduca, los que lo hayan sido o sean condenados por sentencia firme a penas de prisión de más de un año".
Ferrero sigue siendo dueño de la Sampdoria, que en junio de 2014 le regaló Edoardo Garrone. El artículo 22 bis no interviene sobre los vínculos accionariales entre una persona física y un equipo de fútbol pero regula la compatibilidad de los cargos directivos, para preservar la integridad de quienes ostentan un cargo representativo en el mundo del fútbol. Esto significa que Ferrero tendrá que entregar la presidencia (probablemente a un miembro de la familia) e ya no podrá representar a la Samp en los despachos institucionales, como por ejemplo en las asambleas de la Lega.
