El Russiagate se encuentra en un punto de inflexión sensacional que asusta a Donald Trump y su clan. El exasesor de seguridad nacional del presidente, Flynn, admitió haber mentido al FBI y a la fiscalía sobre el Russiagate, por consejo de un miembro de muy alto rango de la Casa Blanca, y reveló que tenía contactos -autorizados por El género de Trump, Kushner, con el embajador ruso en EEUU, Sergey Kislyak, asumiendo la reducción de sanciones contra Rusia a cambio de apoyo en el Consejo de la ONU para frustrar una resolución que condena los asentamientos israelíes en territorio palestino. Contactos y colusión destinados a obtener el apoyo ruso para las elecciones presidenciales de 2016.
“Mis acciones – dijo Flynn – estaban mal. Mi declaración de culpabilidad y mi voluntad de cooperar con el Fiscal Especial reflejan la decisión que tomé en el mejor interés de mi familia y mi país". “Las declaraciones falsas de Flynn -dijo el fiscal Mueller- entorpecieron la investigación al configurar el delito de obstrucción a la justicia”.
La Casa Blanca ha tratado de rebajar el caso argumentando que las mentiras de Flynn, que permaneció como asesor de seguridad durante solo 25 días, sólo le conciernen a él, pero ahora todo el clan del presidente teme que la situación empeore y que se produzca un juicio político. Sobre todo porque el fiscal Mueller dijo que la admisión de culpabilidad de Flynn "es evidencia más que suficiente para investigar al presidente Trump" por colusión con Moscú. El caso Flynn va en aumento y los desarrollos pueden llegar a ser aún más sensacionales.
